New York.- En unos días, semanas, o meses, serán escogidos los integrantes de la nueva Cámara de Cuentas, los que resulten designados deberían colocar en su agenda como punto de partida, auditar algunas instituciones del estado, iniciando con la Junta Central Electoral.
Esa auditoría debe dar los resultados de como fue distribuido el presupuesto de ese organismo, principalmente en el periódo electoral de las pasadas elecciones del 15 de mayo.
Debe saberse con claridad lo acontecido con la compra e instalación del sistema de conteo electrónico adquirido por el organismo donde se dice fueron invertidos cerca de 30 millones de dólares y que no funcionaron como se esperaba, que la ciudadanía sepas con detalles como gastó la JCE, su presupuesto en estos últimos años.
Para satisfación de los nuevos incumbentes que dirigirán ese organismo y para la nación dominicana sería saludable dicha auditoría y saber el estado en que recibieron esa institución.
Sobre la JCE, recaen sospecha por la forma en que fue manejada por su presidente saliente que en numerosas ocasiones se les acusó de actuaciones dictatoriales a lo interno de la misma.
Las dudas deben despejarse alrededor de la institución y lo que ha sido su administración con relación a los equipos que se compraron, de si hubo transparencia en su adquisición como sobre-evaluación y pagos de comisiones en beneficios de particulares.
Los nuevos miembros del organismo fiscalizador que serán electos deberían intervenir también algunos ayuntamientos, entre estos, aquellos donde se han hechos denuncias de corrupción, así como someter a la justicia a todos aquellos funcionarios que pese a los numerosos llamados no han presentados sus declaración de bienes.
En esa misma dirección debe someterse a una auditoría el proyecto de Punta Catalina, en Baní, donde se ha denunciado que hubo sobrevaluación por más de mil millones de dólares con la firma Odebrecht, así como, la oficina de ingenieros supervisora de obras del estado ( OISOE).
La nueva Cámara de Cuentas que vamos a tener no debe convertirse de nuevo en amagar y no dar, sus miembros deben hacer uso de sus propias leyes y ser aplicada con rigor a quienes se mantienen al margen de la misma.
Esperemos ver quienes serán los nuevos miembros de la cámara de cuentas, su honorabilidad y su independencia a la hora de tomar justa decisiones en la institución fiscalizadora.