Después de las decisiones de los integrantes de tribunales penales en varios estados de gobernadores pertenecientes al gobierno para emboscar a la gente mediante la escusa de mantener el orden público debido a reacciones posibles como rabia, furia o irritación por no poder efectuar la recolección de firmas del 20 por ciento programadas para finales de este mes y poder darle fecha al revocatorio y así la escusa del retardo para efectuarlo. Lo que se debe hacer es tener calma o serenidad “por ahora”, asimilar lo que está pasando, consultar a nuestra conciencia y luego actuar con serenidad a su debido tiempo. Si se puede funcionar acompañado será mejor, es decir en la unión estará la fuerza del camino al cambio.
Pacíficamente y contundentemente debe ser la respuesta del pueblo manso y cansado a la burla de los bandidos de turno. Es por eso la insistencia en la preparación que debemos tener ante la violencia posible, obstáculos, trampas y por supuesto la escasez e inflación que cada día será peor.
La gran mayoría de los ciudadanos deseamos tener buenos servicios de salud, libertad, libre tránsito, libertad de expresión, buen salario, poder adquirir medicamentos, medicinas y elegir a nuestros gobernantes con autonomía e independencia. Cualquier obstáculo, impedimento, traba, freno, limitaciones, inconveniente, condiciones, dificultad, estorbo, conflicto, controles, restricciones, revisiones que ponga el gobierno o instituciones al ciudadano para ejercer sus derechos será muy peligroso para Venezuela y su vida cotidiana.
Las emociones, reacciones, actuaciones de los seres humanos las controla el cerebro y sus neurotransmisores; no todas las personas o sociedades reaccionan igual ante un atropello, injusticia, exceso, abuso, opresión, desafuero, arbitrariedad, desorden o irregularidad de quien los gobierna, oprime o abusa de ellos. El peligro en estas reacciones y emociones esta latente en un pueblo hambriento y burlado.
Los lideres que pretenden canalizar el rumbo de un pueblo de las acciones a tomar en esta crisis, también deben ser muy pensantes en el camino a seguir, pues nadie es cordero o borrego de nadie y el abismo o los bandidos están en la esquina. Solo el tiempo y los acontecimientos venideros marcarán el rumbo y destino de nuestros ciudadanos. Eso si, el miedo como emoción o reacción debe ser canalizado en su mejor forma, pero nunca que se pierda en nosotros o paralice nuestras decisiones o acciones; este miedo también es necesario para nuestras reacciones ante el peligro o la agresión.
Dios los cuide a todos y a los no creyentes con más razón. Y como dice el papá “recen por mi”.
Rubén Lopera