Las instrucciones en la pizarra electrónica en el vestuario de los Cachorros de Chicago en el Wrigley Field aludían al corto vuelo a Cleveland del lunes para sostener los últimos dos juegos de la Serie Mundial: “Se les exhorta a usar sus disfraces en el avión”.
Nada nuevo para los Cachorros, cuyo manager Joe Maddon siempre inventa algo para mantener un ánimo distendido entre sus jugadores.
Lo de los disfraces era para estar a tono este lunes con el Día de Brujas, jornada de descanso en el Clásico de Otoño.
Y hablando de fantasmas, esta Serie Mundial que enfrenta a las dos franquicias con las rachas más largas sin un campeonato de Grandes Ligas se traslada a la casa de los Indios. Cleveland marca el paso 3-2, luego que los Cachorros se impusieran 3-2 en el quinto juego —el más emocionante en lo que va de la pulseada y el que el cerrador cubano Aroldis Chapman completó un salvamento de ocho outs.
“Queríamos que tuviesen la oportunidad de pasar un rato con sus hijos”, contó Maddon. “Nadie estaba con ánimos de subirse de inmediato a un avión tras ese juego de anoche”.
Jake Arrieta, el ganador del Cy Young de la Liga Nacional en 2015, abrirá el martes por los Cachorros en el sexto para enfrentar a Josh Tomlin, quien apenas tiene tres días de descanso.
De vuelta al Progressive Field, los Indios confían en capitalizar su segunda oportunidad y poner fin a una espera de 68 años.
“He soñado con eso, pero falta”, señaló el segunda base Francisco Lindor sobre regresar a un parque en que redondearon una foja de 53-28 en la temporada regular y sólo han perdido una vez en seis duelos en la actual postemporada. “Me muero de ganas para que ya llegue el martes y recibir todo ese apoyo”.
A sus 22 años y apenas su primera temporada completa en las mayores, el puertorriqueño no se toma a la ligera la magnitud del momento.
“Estaba hablando con Alex Rodríguez y me dijo que él jugó 22 años y sólo tiene un anillo, así que hay que aprovechar cuando se está acá”, afirmó Lindor.
Los Cachorros son un equipo ensamblado para pelear por títulos durante mucho tiempo, pero no están para más dilaciones”.
En procura de su primer campeonato en 108 años, buscan convertirse en el primer club que remonta un 3-1 en contra desde los Reales de Kansas City en 1985 y el primero que lo logra con victorias fuera de casa en los últimos dos duelos desde los Piratas de Pittsburgh en 1979.
“Este equipo no desfallece. Vamos inspirados a Cleveland”, acotó Willson Contreras, el receptor venezolano de unos Cachorros que lideraron las mayores con 103 victorias en la campaña regular.
“Estamos escribiendo nuestra propia historia”, añadió el torpedero Addison Russell. “Estamos haciendo historia. ¿Por qué parar ahora?”
Y realmente será histórico: Sólo cinco equipos se han recuperado de un 3-1 para coronarse en una serie al mejor de siete partidos.
Deberán hacerlo en territorio hostil, en una ciudad que quiere festejar un segundo título en menos de cuatro meses.
Cleveland dejó atrás 52 años sin que ninguno de sus equipos deportivos profesionales alzara un campeonato cuando LeBron James y los Cavaliers vencieron en junio a los Warriors de Golden State para proclamarse soberanos de la NBA. Esos Cavaliers completaron la gesta con una seguidilla de tres victorias luego de irse abajo 3-1.
¿Es una mala señal para los Indios? Mike Napoli no lo piensa así.
“Seguimos en una excelente posición. Estamos 3-2 arriba y vamos de vuelta a casa”, afirmó el primera base. “Cumplimos con lo que teníamos que hacer. Estamos en una posición en medio de un gran ambiente”.
Chicago cifra sus esperanzas en Arrieta, quien mantuvo un juego sin hit hasta el sexto inning para conducir a los Cachorros al triunfo de 5-1 en el segundo partido en el Progressive Field.
Si lo consiguen, los Cachorros entonces podrían apelar a Kyle Hendricks, el líder de efectividad en las mayores, para un séptimo y último enfrentamiento.
Pero los Indios también se animan ante sus posibilidades. Tomlin cubrió cuatro innings y dos tercios en el tercer juego —empleando 58 lanzamientos— antes de ceder la tarea a su indomable bullpen, con Andrew Miller y Cody Allen, para un triunfo de 1-0. En el peor de los casos —tener que irse a un séptimo desafío— los Indios recurrirán a su as Corey Kluber, triunfador en sus dos salidas previas contra los Cachorros en la Serie.
Maddon resaltó la importancia de ir a Cleveland con dos pitchers con el descanso habitual.
“Creo que vamos a llegar entonados a su casa tras esta victoria (en el quinto juego)”, valoró Maddon. “Pero el impulso siempre depende de tu abridor. Y otra vez, ellos han demostrado la excelencia de su bullpen. Será clave tomar la ventaja y defenderla”.
Maddon también se puede entusiasmar con el jonrón que Kris Bryant conectó en el quinto juego, el par de hits de Russell y una tanda de brillantes jugadas consecutivas, como el contacto con el guante con el que el segunda base Javier Báez puso fuera a Lindor en un intento de robo en el sexto inning.
Mucho más importante es que con el cambio de sede, al parque de la Liga Americana, los Cachorros podrán alinear nuevamente a Kyle Schwarber como bateador designado. En los primeros dos juegos en Cleveland se fue de 7-2 con dos remolcadas y un par de boletos.
Sin embargo, los médicos no dieron el aval para que defendiera en Wrigley tras perderse casi toda la temporada regular por una grave lesión de rodilla izquierda.
“Nunca había sido tan admirador del bateador designado como hasta ahora”, dijo Maddon.
El dominicano Carlos Santana también volverá a esa función, luego de salir como titular dos veces en el jardín izquierdo —posición que no defendía desde 2012— y otra como primera base en Chicago.
Santana reconoció que jugar defensa le beneficia para el bateo: “Mi cuerpo siempre está más caliente. El designado es un poco más complicado. Le ha preguntado mucho a David Ortiz, buscando consejos, pero me falta todavía”.
_____
Por ERIC NÚÑEZ