El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha defendido la construcción de una nueva cárcel con capacidad para acoger a unos 40.000 presos y ha afirmado que esta megaobra, erigida en apenas siete meses, “es una pieza fundamental para ganar por completo la guerra contra pandillas”.
Bukele ha hecho de la lucha contra estos grupos uno de sus principales mantras de gobierno, hasta el punto de que no duda ya en catalogar a El Salvador como “el país más seguro de América”, fruto de la reducción de la tasa de homicidios.
“¿Cómo lo logramos? Metiendo a los criminales en la cárcel ¿Hay espacio? Ahora sí”, ha señalado el mandatario, en una serie de mensajes en Twitter en los que ha asegurado que los reclusos de este nuevo Centro de Confinamiento del Terrorismo no podrán ni fugarse ni “dar órdenes desde adentro”. “Una obra de sentido común”, ha apostillado.
El Gobierno salvadoreño ha defendido estas instalaciones de las críticas de organizaciones como Human Rights Watch (HRW), que considera que el centro incumple las normativas internacionales de Naciones Unidas sobre el tratamiento de reclusos.
También ha generado dudas de observadores internacionales el régimen de excepción decretado en El Salvador en marzo de 2022 para combatir la ola de homicidios, por dar alas supuestamente a excesos de las autoridades.