Unidos bajo el lema “la ayuda humanitaria no es un crimen”, líderes religiosos, personal humanitario y residentes de la frontera colocaron hoy agua en algunas de las zonas más apartadas del desierto de Arizona con el propósito de “salvar las vidas” de inmigrantes indocumentados.
Unas 60 personas visitaron el Refugio de Vida Salvaje de Cabeza Prieta, en la frontera de Arizona, una de las rutas más peligrosas para los inmigrantes que cruzan el desierto, que alcanzan por estas fechas temperaturas que superan los 110 grados fahrenheit (43 grados centígrados).
En 2017 se encontraron 32 cuerpos sin vida de inmigrantes indocumentados dentro de ese refugio de vida salvaje.
“Cuando los inmigrantes cruzan por estos lugares, el agua es vital, no podrían sobrevivir las altas temperaturas sin el agua que colocan grupos humanitarios”, dijo la reverenda Mary Katherine Morn.
La presidenta del Comité de Servicios de la Asociación Universalista Unitaria, que representa congregaciones en Texas, Alabama, Georgia y Virginia, y la ciudad de Washington, lamentó la “crisis en la frontera” y la criminalización de personal humanitario.
En enero pasado Scott Warren, un voluntario del grupo “No más muertes” fue arrestado por agentes de la Patrulla Fronteriza cuando proporcionaba ayuda humanitaria a dos inmigrantes indocumentados en un campamento de esta organización.
“Estamos aquí para ser testigos del trabajo que todos los días grupos humanitarios como ‘No más muertes’ hacen en el desierto de Arizona, las dificultades y el acoso que viven por parte de las autoridades”, dijo a Efe la reverenda.
Warren enfrenta cargos federales y su juicio está programado para septiembre próximo.
Adicionalmente, otros siete voluntarios de esa misma organización están enfrentando cargos federales relacionados con su trabajo humanitario dentro del refugio natural.
Morn calificó además como “inhumanas” las imágenes capturadas por “No más muertes”, donde se puede ver en video a agentes de la Patrulla Fronteriza destrozando y tirando el agua que los voluntarios dejan en el desierto para salvar las vidas.
Indicó que muchas veces en el interior del país no se escucha sobre las muertes de inmigrantes en la frontera, de la crisis humanitaria que se esta viviendo, por lo que se requiere de un mayor entendimiento.
“La ayuda humanitaria se encuentra en peligro en varios aspectos, voluntarios están enfrentando cargos solamente por dejar agua en el desierto, nuestro mensaje debe ser claro, la ayuda humanitaria nunca es un crimen”, dijo.
Al término del año fiscal 2017, un total de 294 inmigrantes indocumentados murieron a lo largo de la frontera con México, según cifras oficiales de la Patrulla Fronteriza.