El presidente estadounidense, Joe Biden, ha designado a la activista judía Michèle Taylor como representante norteamericana ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, organismo al que Estados Unidos se ha reincorporado recientemente después de meses de ruptura bajo la administración previa de Donald Trump, que denunció al consejo como una herramienta contra Israel.
Taylor es miembro de la junta directiva del Centro Nacional de Derechos Civiles y Humanos, así como una importante activista dentro de la comunidad judía de Atlanta.
La administración Trump renunció al Consejo de Derechos Humanos debido a lo que describió como un enfoque constante en los abusos a los Derechos Humanos cometidos por Israel, mientras ignoraba los perpetrados por otros miembros como China, República Democrática del Congo y Arabia Saudí.
Aunque la nueva Casa Blanca mantiene las críticas al organismo por “adolecer de graves defectos”, como “la atención desproporcionada a Israel”, en palabras del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, el presidente apostó por la reincorporación de Estados Unidos como “una voz constructiva que trabaje para ayudar a impulsar al Consejo de Derechos Humanos a cumplir con su mandato y garantizar los valores que apreciamos para todas las personas”.
Israel nunca ha pertenecido al consejo y se ha negado a cooperar en todas sus investigaciones.