El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó este miércoles las elecciones de medio mandato de “buen día para la democracia”, en el que los demócratas resistieron mejor de lo previsto a una “ola roja” republicana que al parecer se reduce a una corta mayoría en una sola cámara del Congreso.
Biden reconoció la frustración de los votantes, pero dijo que la “abrumadora mayoría” de los estadounidenses apoyó su agenda económica en los comicios del martes, pese a que los republicanos le achacan la alta inflación.
“Creo que fue un buen día para la democracia. Y creo que fue un buen día para Estados Unidos”, dijo en rueda de prensa en la Casa Blanca. “La prensa y los expertos predecían una ola roja gigantesca, pero no se produjo”.
Para su predecesor republicano Donld Trump fue una noche decepcionante. Contaba con un resultado espectacular que impulsara una posible candidatura para reconquistar la Casa Blanca en 2024, tras prometer que el 15 de noviembre “hará un gran anuncio”.
“Aunque en cierto modo las elecciones de ayer fueron un tanto decepcionantes, desde mi punto de vista personal fue una gran victoria: 219 VICTORIAS y 16 derrotas”, resumió Trump en referencia a los candidatos a los que apoyó personalmente. “¿Quién lo ha hecho mejor que eso?” preguntó el expresidente de 76 años en su plataforma Truth Social.
Trump fue testigo, además, del apoteósico triunfo de Ron DeSantis, el gran ganador de estos comicios, que seguirá siendo gobernador de Florida pero podría convertirse en su principal rival por la nominación presidencial del Partido Republicano.
DeSantis, de 44 años, quien ha criticado las restricciones impuestas para frenar el covid-19 y los derechos de las personas transgénero, ganó por casi 20 puntos en lo que solía ser un estado indeciso. “Apenas he comenzado a pelear”, avisó.
En estas elecciones de medio mandato, que suelen dar una bofetada al partido en el poder, se renueva toda la Cámara de Representantes y un tercio de los escaños del Senado, además de numerosos puestos de gobernador y cargos locales.
Como era de esperar, el duelo por el control del Senado fue implacable. Con tres escaños todavía en juego se inclina por los demócratas pero podría depender de una segunda vuelta en Georgia en diciembre.
Para sancionar a Biden, los republicanos necesitaban tan solo un escaño más para arrebatar el control del Senado. Pero por ahora el único que cambió de manos fue para los demócratas, con John Fetterman, gran defensor de las políticas económicas progresistas.
El senador de Carolina del Sur, Lindsey Graham, uno de los principales aliados de Trump, no se anduvo con rodeos y reconoció que las elecciones no han sido “una ola republicana, eso es seguro”.
Pero la cámara baja es otro cantar. Aunque los republicanos contaban con una ola roja, con 10, 25 o hasta 35 escaños de diferencia, y han tenido que contentarse con un puñado, parecen encaminados a recuperar la mayoría de esta cámara de 435 miembros por primera vez desde 2018.
El jefe de filas republicano Kevin McCarthy, quien era de los optimistas y llegó a pronosticar 60 escaños más, puso buena cara al mal tiempo. “Está claro que vamos a recuperar la Cámara”, dijo.
En una madrugada electoral tensa, más de 100 republicanos que propagan, sin pruebas, que las elecciones presidenciales de 2020, que ganó Biden, fueron un robo, ganaron alguno de los puestos en juego.
Pero algunos candidatos por los que Trump apostó claramente vivieron una noche amarga “y le costaron al partido la oportunidad de obtener escaños que deberían haber ganado”, declaró a la AFP Jon Rogowski, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Chicago.
“Los votantes no solo rechazaron a muchos de los candidatos de Trump, sino también sus políticas”, asegura Rogowski, citando por ejemplo el aborto.
En referéndums celebrados en cinco estados, los votantes apoyaron el derecho al aborto, rechazando así un fallo de la Corte Suprema, dominada por los conservadores, que dejaba en manos de las autoridades locales la decisión de permitirlo o no. Llama la atención el caso de Kentucky, muy conservador.
“Los votantes hablaron claramente sobre sus preocupaciones”, dijo Biden. “Todavía hay mucha gente herida”.”Enviaron un mensaje claro e inequívoco de que quieren preservar nuestra democracia y proteger el derecho a elegir en este país”, opinó.
Biden está satisfecho con el resultado a pesar de que una cámara baja controlada por los republicanos, aunque sea por escaso margen, podría hacer descarrilar su agenda, abriendo investigaciones, frustrando sus ambiciones sobre el cambio climático y cuestionando los miles de millones de dólares estadounidenses para ayudar a Ucrania a luchar contra Rusia.
Pero teniendo en cuenta que el partido gobernante suele perder en las elecciones de medio mandato y que los índices de popularidad de Biden tocan mínimos, los expertos habían pronosticado una paliza.
Y una paliza habría abierto interrogantes sobre si el presidente de más edad de la historia de Estados Unidos, que cumple 80 años este mes, debe presentarse a la reelección. Este miércoles repitió que tiene la intención de hacerlo pero lo confirmará “a principios del año que viene”.
En realidad Biden se las ha apañado mucho mejor que cualquiera de sus predecesores demócratas, Barack Obama o Bill Clinton, en estos comicios.
Las divisiones políticas en Estados Unidos son un hecho desde antes de los comicios presidenciales de 2020 pero se han agudizado en un clima de extrema crispación, con acusaciones entre ambos campos.
La jornada electoral no se ha librado de este clima enrarecido.
Trump afirmó que hubo irregularidades en Arizona. Las autoridades de Maricopa reconocieron que algunos colegios electorales experimentaron dificultades, pero aseguran que a nadie se le negó el derecho al voto.