BW Turismo |
De los lugares que podido conocer durante mi vida, existe una ciudad que sin duda alguna, ocupa un lugar muy especial en mis recuerdos. Esa ciudad es Berna. Fundada en 1191 por el duque Berhtoldom (Herzog V. von Zähringen), esta ubicada geográficamente en la zona del Mittelland, en la meseta suiza. El casco antiguo de Berna es Patrimonio Mundial de la UNESCO, contando con 6 kilómetros de arcadas, las así llamadas “Lauben”, son uno de los paseos de compras más largos y protegidos contra la intemperie de toda Europa.
Berna es sede del gobierno de Suiza. A poca distancia de la estación principal de ferrocarril se encuentra el impresionante edificio del “Bundeshaus”. Generalmente, las puertas del parlamento están abiertos para los visitantes y con algo de suerte, es posible que se tropiece en el casco central con algún alto funcionario de gobierno.
Su estilo único, un tanto gris, pero con una infinidad de detalles y una arquitectura muy particular, recibe a millones de visitantes al año, quienes tienen la oportunidad de disfrutar de innumerables opciones para el shopping cautivan a quienes la eligen como destino. Una oferta gastronómica conservadora pero con mucho estilo, deleita a quienes se adentran en sus calles empedradas, fachadas, torres, fuentes y paisajes sorprendentes.
Una de las vistas más bellas al casco antiguo a orillas del río Aare se disfruta desde el Rosengarten (Jardín de Rosas), ubicado en la parte superior del BärenPark (Parque de Osos) o bien desde la plataforma de la Catedral de 101 metros de altura. Los antiguos fuertes y bastiones se hallan a gran altura encima del río. Los cafés, bares y teatros del casco antiguo, en parte en las bóvedas de sótanos así como los pequeños locales atraen tanto a los habitantes de la ciudad como a los turistas.
Cuando se dispongan a descubrir la ciudad, tendrán muchas opciones. Su excelente sistema de transporte público, es digno de admiración. Tanto su pulcritud, como organización y por supuesto, una puntualidad propia de los famosos relojes producidos en suelo suizo, hacen de ese sistema algo único y de referencia mundial. Aun así, les recomiendo explorar a pie el centro de Berna y su periferia. En lo particular, siento que disfrutando paso a paso los rincones de esta mágica ciudad, aportan mucho más a la experiencia de la visita.
Además de los atractivos ya mencionados, existe una variedad interesantes de museos como el Museo Histórico de Berna, el Centro Paul Klee, Museo de Comunicación, Museo de Arte, asi como la Torre de la Prisión, la fuente del Devora Niños, Bernaqua, La casa y museo de Albert Einstein, entre muchos otros atractivos dignos de conocer.
Su gente es muy particular, y aunque el estilo europeo “frio” para algunos o “seco” para otros choca un poco con lo agradables y colaborativos que son, eso si, reservados y respetuosos. El sentido de ayuda y colaboración a los turistas es algo que debe reconocer. Los trazos multiculturales y la tranquilidad en el ambiente abruma en ocasiones, pero los paisajes durante cualquier época del año, elevan todos los sentidos de quienes la visitan.
A diferencia de una mas movida y moderna ciudad como Zurich o Basilea, se mantiene erguida y mostrando orgullosa sus años de historia, renovación y tecnología, manteniendo un estilo único que la convierten en un destino muy apetecible, aunque un tanto costoso en comparación con otros destinos europeos.
Si tiene la oportunidad de conocer uno de los mas grandes cantones de este hermoso país, no lo piense dos veces y adéntrese en la tierra de los Osos, con visuales únicas y sabores finos que le ofrecerá sin duda alguna el centro político de Suiza.