En los albores de la dura prueba que constituyó la final del Abierto de Estados Unidos, Angelique Kerber corrió hacia delante a toda velocidad. De algún modo alcanzó un drop shot y realizó un disparo que envió la pelota a un rincón de la cancha, justo encima de la raya.
Estalló una ovación en el Estadio Arthur Ashe, y Kerber celebró levantando la mano derecha y mostrando su dedo índice, como para recordarle a su rival Karolina Pliskova que la alemana es la número uno.
Lo es, y ha ganado dos torneos del Grand Slam en este año.
Kerber consiguió su primer título del Abierto de Estados Unidos para coronar la campaña que ha marcado su ascenso a la elite del tenis, al doblegar el sábado 6-3, 4-6, 6-4 a la checa Pliskova.
La alemana (2da preclasificada) estuvo abajo por un quiebre (3-1) en el tercer set, pero ganó cinco de los últimos seis games ante una Pliskova que se desplomó, quizá presa de los nervios. La checa era la décima preclasificada y nunca antes había avanzado más allá de la tercera ronda de un major.
“Esto significa mucho para mí. Cuando era niña, soñaba siempre en ser algún día la número uno del mundo y en ganar Grand Slams”, dijo la alemana de 28 años. “Quiero decir, todos los sueños se han convertido en realidad este año y sólo trato de disfrutar cada momento, dentro y fuera de la cancha”.
La zurda Kerber tenía ya asegurado que debutaría en la cima del ranking de la WTA el lunes, con lo que pondrá fin a 186 semanas ininterrumpidas de Serena Williams como la mejor del mundo. La estadounidense había empatado un récord con tal permanencia en la punta.
Kerber, quien antes de 2016 no había llegado a la final de un grand slam, derrotó a Williams en enero, para embolsarse el trofeo del Abierto de Australia. Williams se vengó al doblegar a la alemana en la final de Wimbledon en julio.
Curiosamente, fue Pliskova quien garantizó que Kerber ascendiera a la cumbre, al doblegar a Williams en la semifinal. El reinado de Williams en el escalafón se remontaba a febrero de 2013.
“Tienes un gran futuro”, le dijo Kerber a la checa de 24 años.
Pero Kerber es dueña del presente. La última alemana que había ganado el US Open y que había liderado el ranking era Steffi Graff, ídolo y mentora de Kerber.