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En los últimos años hemos visto una merma en las actividades de ocio y disfrute de los venezolanos. Agudizado por el tema económico, las prioridades de la familia venezolana hoy día, se centran principalmente en el tema del abastecimiento y el tema de la seguridad.
Malas herencias políticas y sobre todo, malas prácticas dejan ver una sociedad que se ha degenerado y desgastado a niveles preocupantes. Nuestro pan de cada día se ve siempre adornado por el tema político, cosa que considero hasta obvia, ya que el problema principal de nuestro país, es un problema político.
De entrada se ve complicado hablar de nuestro tiempo libre y de cómo aprovecharlo bajo las condiciones en las cuales desarrollamos nuestros negocios, estudios y la vida misma. Ahora bien, sea cual sea la gravedad de la situación que estamos viviendo, existe un mercado ávido por conocer cosas nuevas, experimentar, disfrutar de tiempo libre y de ocio o como lo definen algunos empresarios, tener en que gastar un poco de dinero.
Precisamente es ahí cuando todo nuestro sector debe ser habilidoso. Pienso que ya está bueno de escuchar a grandes mentes maestras, que son “especialistas” en definir nuestra situación actual, voceros auto titulados de nuestras realidades y repetidores por demás, de un diagnóstico que todos conocemos muy bien.
Dentro de la transformación de la oferta recreativa existente, veo con muy buenos ojos como la agenda en espacios públicos se colma sin cesar. Exposiciones gastronómicas, muestras, catas, eventos culturales, celebraciones de otras latitudes que calan con mucha fuerza en nuestro país, retoman espacios perdidos.
Es muy común ver como ahora muchas plazas son tomadas nos solo para la proyección de obras de teatro y eventos musicales, si no para permitirle a los emprendedores, los cuales viendo la necesidad imperiosa de atender a ese mercado cautivo, apuestan a la creatividad y el ingenio para satisfacer sus necesidades.
Siempre coincido en el mismo punto. Disculpen por ser reiterativo, pero no queda la menor duda de que la actividad turística, estrechamente ligada a la recreación, es capaz de integrar cualquier área económica y permear hasta las bases de manera natural. Sin lugar a dudas es sorprendente, como actividades orientadas a nichos especializados se ven colmadas por asistentes que prácticamente piden a gritos poder salir de sus casas.
Desde jornadas de vacunación para mascotas, las cada vez más comunes muestras gastronómicas, mercados de pulgas y eventos de solidaridad marcan la agenda y la hora en cuanto a recreación. Los centros comerciales, siguen siendo islas de desahogo dentro de la ciudad pero si no orientan su norte a ofrecer una experiencia un poco más interactiva y cercana continuarán en la merma en la que se encuentran actualmente.
En grandes pinceladas podemos resumir que queremos tener mayor espacio en la calle, queremos recuperar lo que era nuestro, queremos conocer cosas nuevas cada día y sobre todo queremos tener experiencias novedosas. Esto no suena nada complicado, si consideramos la gran capacidad de adaptación y creatividad criolla que nos caracteriza.
Como creo que debemos predicar con el ejemplo, podría decirles que este ha sido verdaderamente un año complicado en términos económicos, y aun así, me decidí a llevar adelante dos propuestas que llevaba tiempo esbozando. Una de ellas es la que me permite llegar a ustedes de manera semanal a través de mis editoriales como BW Turismo y la segunda tiene que ver con asesorías y consultorías para prestadores de servicio turístico.
Con esto como conclusión, quiero transmitirles que el momento de los lamentos y los diagnósticos ya paso. Es momento de “HACER” las cosas, de cumplir nuestras metas y desarrollar propuestas que nutran y propendan el establecimiento de una industria turística sana que se desarrolle de menos a más, en función de consolidar la base necesaria para un crecimiento natural y homogéneo. Nuestro principal mercado somos nosotros mismos. Me despido con esta frase de Eric Hoffer “Normalmente sólo vemos lo que queremos ver; tanto es así, que a veces lo vemos donde no está”.
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