El Gobierno de la Casa Blanca ha presentado este martes ante el Congreso de Estados Unidos el último informe del presidente, Donald Trump, en relación a la admisión de refugiados para el próximo año fiscal y de él se sustrae una reducción histórica en el número de solicitantes de asilo que las autoridades han cifrado en 15.000 de las 300.000 que estiman van a recibir.
Desde 1980, bajo la Administración del demócrata Jimmy Carter, no se barajaban cifras tan reducidas, después de que ese año sólo fuera llevadas a trámite 18.000 instancias. En sus primeros cuatro años de mandato, Trump permitió la entrada a unos 53.000 refugiados, según un informe del Departamento de Seguridad Nacional.
El Departamento de Estado señala que esta reducción “refleja el compromiso continuo” de la Administración Trump “de priorizar la seguridad y el bienestar de los estadounidenses, especialmente a la luz de la pandemia de la COVID-19”.
A su vez, Washington ha asegurado que busca “poner fin a los conflictos” que provocan estas migraciones y afirma que sus “soluciones diplomáticas a las crisis en todo el mundo” están enfocadas a prevenir los “efectos desestabilizadores” de estos desplazamientos, poniendo como ejemplo el “apoyo al Gobierno legítimo de Venezuela frente a la tiranía” del presidente Nicolás Maduro.
En dicho informe, se detalla que el número de refugiados procedentes de Irak no podrán pasar los 4.000, mientras que El Salvador, Guatemala y Honduras verán reducidas sus solicitudes a 1.000. El resto de vacantes son para aquellas personas bajo riesgo de sufrir persecución por sus ideas religiosas o políticas, citando, en este último caso, lugares como Cuba, Venezuela, o Hong Kong.
Del mismo modo, “las personas de ciertas áreas de alto riesgo con presencia o bajo control terrorista, como Somalia, Siria, o Yemen, no serán admitidas como refugiados, excepto aquellos con especial preocupación humanitaria”.
“Estamos trabajando para ayudar a los refugiados y otras personas desplazadas lo más cerca posible de sus hogares hasta que puedan regresar de manera segura y voluntaria”, dice el comunicado del Departamento de Estado, que cifra en 9.000 millones de dólares (más de 7.600 millones de euros) la asistencia humanitaria destinada en 2019.