El Papa ha elogiado la labor del pueblo de Mozambique como motor para la reconstrucción de la paz social en el país, después de una guerra civil que duró 15 años, entre 1977 y 1992, y que dejó más de un millón de muertos, al señalar que ni “el odio” ni “la violencia” han tenido “la última palabra”.
“Vosotros conocéis el sufrimiento, el luto y el desconsuelo, pero no habéis dejado que el criterio regulador de las relaciones humanas fuera la venganza o la represión, ni que el odio y la violencia tuvieran la última palabra”, ha destacado el Santo Padre en su primer discurso de su cuarto viaje a África que le llevará también a Madagascar y Mauricio.
En el discurso ante las autoridades civiles y militares, que encabezaban la pareja presidencial, Filipe Jacinto Nyusi e Isaura Nyusi, el Papa ha enfatizado que la búsqueda de “la paz duradera” es “una misión que compromete a todos” y pide un “trabajo arduo, constante y sin tregua”.
“La paz, sabemos, no sólo es ausencia de guerra sino el compromiso incansable especialmente de aquellos que ocupamos un cargo de más amplia responsabilidad de reconocer, garantizar y reconstruir concretamente la dignidad tantas veces olvidada o ignorada de hermanos nuestros, para que puedan sentirse los principales protagonistas del destino de su nación”, ha agregado.
CICLONES IDAI Y KENNETH
El Pontífice ha aprovechado su discurso para recordar la devastación que han dejado a su paso los ciclones Idai y Kenneth y se ha disculpado por no visitar a los afectados.
“Lamentablemente -ha dicho el Pontífice-, no podré llegar personalmente hasta vosotros, pero quiero que sepáis que comparto vuestra angustia, vuestro dolor y también el compromiso de la comunidad católica para enfrentar una situación tan dura. En medio de la catástrofe y la desolación, pido a la Providencia que no falte la solicitud de todos los actores civiles y sociales que, poniendo la persona en el centro, sean capaces de promover la necesaria reconstrucción”.
Asimismo, ha advertido del peligro que crea que no haya “igualdad de oportunidades” en la sociedad porque las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán “un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión”. El Papa ha citado parte de su exhortación apostólica ‘Evangelii gaudium’ para afirmar que cuando “la sociedad (local, nacional o mundial) abandona en la periferia, una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad”.
Después, al dirigirse a los jóvenes, Francisco ha recalcado que “no son solamente la esperanza de esta tierra; son el presente que interpela, busca y necesita encontrar canales dignos que les permitan desarrollar todos sus talentos; ellos son potencial para sembrar y desarrollar la tan deseada amistad social”.
“Los jóvenes serán, al fin y al cabo, los que hoy y mañana deberán encarnar la cultura del encuentro, para que esta pueda impregnarlo todo. ¿Cómo? Con esta simple receta: Reconocer al otro, estrechar lazos, tender puentes. Así, vosotros tenéis una valerosa e histórica misión que cumplir: ¡que no cesen los esfuerzos hasta que deje de haber niños y adolescentes sin educación, familias sin techo, obreros sin trabajo, campesinos sin tierra; bases de un futuro de esperanza porque es futuro de dignidad! Estas son las armas de la paz”, ha recalcado.
El Papa no ha querido dejar de lado su compromiso con el Medio Ambiente en su primer discurso en Mozambique y ha subrayado que la defensa de la tierra es la “defensa de la vida que reclama una especial atención cuando se constata una tendencia a la expoliación y al despojo guiados por un afán acumulativo que, en general, ni siquiera es de personas que habitan estas tierras, y no está motivado por el bien común” del pueblo.
Así, ha señalado que una cultura de paz implica un “desarrollo productivo, sostenible e inclusivo, donde cada mozambiqueño pueda sentir que este país es suyo y en el cual puede establecer relaciones de fraternidad y equidad con su prójimo y con todo lo que lo rodea”.
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