Las perspectivas de crecimiento económico para América Latina en el presente año 2016, son asaz halagüeña, se habla de un incremento casi general, con excepción de Brasil y Venezuela y todos sabemos a qué se debe este estancamiento en estos dos países.
Al frente de esa bonanza económica, las agencias internacionales colocan a la República Dominicana y Panamá.
Estas son muy buenas noticias para los países del sur del rio bravo. Si a estas buenas nuevas les agregamos otras, como la visita casi al final del año pasado del Papa Francisco a Cuba y a seguidas a principio del presente a México, así como el encuentro en la Habana de los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, algo que años tras años había sido pedido y hasta votado en las Naciones Unidas, estamos hablando de que en realidad cosas extraordinarias, para bien, están sucediendo en nuestro continente.
Sería un error garrafal no incluir en estas bonanzas económicas y sociales una noticia que nos llena de sosiego y armonía, como es el recién acuerdo de paz, firmado en La Habana por el presidente colombiano Juan Manuel Santos y el jefe del Estado Mayor Central de las FARC Timoleón Jiménez “Timochenko”.
Con este convenio, se pone fin a más de 50 años de enfrentamientos en Colombia.
Como podemos ver, en América, tierra de fuertes huracanes, hoy soplan suaves brisas que auguran un excelente futuro.
No sucede lo mismo al otro lado del Atlántico.
En el viejo continente las cosas han ido escalando hacia lo peor.
Grecia, cuya deuda suma más de 300.000 millones de euros, no tiene acceso a los mercados financieros desde 2014. Sigue sosteniendo conversaciones con sus acreedores, para continuar la revisión del programa de rescate.
Italia no se queda atrás, la crisis italiana ya se ha llevado varios Primeros Ministros. El gobierno ha decidido rebajar los costos de las remesas internacionales para tratar de incrementarlas. El suicidio en Italia, debido a la situación económica, ha aumentado significativamente.
En Europa, en sentido general, la crisis de los refugiados cada día se recrudece más. No hay señales de que la guerra contra el ISIS termine y mientras esta continúe, seguirán penetrando miles de personas que huyen desesperada del conflicto.
Los terroristas siguen desangrando pueblos inocentes, como han sido los ataques en Paris, Bruselas y últimamente en Estambul.
En España, Podemos y Ciudadanos, dos instituciones de reciente formación, tienen en jaque al PSOE y al PP los dos partidos políticos tradicionales, al punto, que en las dos últimas elecciones, no han sacado los delegados suficientes para poder conformar gobierno.
Lo último ha sido el brexit inglés, que no solo afecta a los ciudadanos británicos, sino también a miles de obreros extranjeros. Como es el caso de los españoles, que el último censo laboral arrojó 100,000 trabajadores de origen hispano.
Si finalmente se produce la salida del Reino Unido de la Unión Europea, algunas de las condiciones para que un trabajador extranjero pueda mantenerse viviendo y trabajando en el Reino Unido son; Haber residido continuamente por cinco o más año en uno de los territorios del reino y tener un trabajo fijo con un salario igual o superior a los 49.000€ anuales. Si tomamos en cuenta que el salario promedio de los británicos en el 2015 fue de 49.621€, son pocos los trabajadores extranjeros que podrán cumplir con este requisito.
Hasta las buenas noticias en el viejo continente, como es la de un estudio que indica que los europeos tienen hoy una mayor expectativa de vida, ha sido salpicada por tétricos comentarios, pues Christine Lagarde, la directora del FMI (Fondo Monetario Internacional) ha sentenciado:
“Los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global. Tenemos que hacer algo, ¡y ya!”
¡Ave María Purísima!
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Carlos McCoy
carlosmccoyguzman@gmail.com