ORLANDO, Florida.— La secretaria de Justicia, Loretta Lynch, viajó a Orlando para reunirse con fiscales, socorristas y familiares de las víctimas de la peor masacre de la historia moderna estadounidense.
En tanto, el Departamento de Justicia sigue investigando la masacre del 12 de junio en el club nocturno Pulse, que dejó un saldo de 49 muertos y decenas de heridos. Tras cientos de interrogatorios, las autoridades federales aún no descartan presentar cargos contra otras personas mientras tratan de determinar por qué Omar Mateen, muerto en un tiroteo con la policía, eligió como blanco un club nocturno gay.
Lynch llegó a la oficina del FBI en Orlando para escuchar el informe del fiscal federal Lee Bentley y otros funcionarios, incluidos los procuradores encargados de la investigación.
“Creo que es muy provechoso que venga aquí a ver todo de primera mano”, dijo Bentley mientras se abrazaban.
El lunes se conocieron nuevas pistas cuando el FBI difundió una transcripción parcial de varias comunicaciones telefónicas con un operador del número de emergencias 911 y con negociadores policiales. Se identificó como soldado islámico, exigió a un negociador que Estados Unidos “deje de bombardear” Siria e Irak, advirtió de futuros actos de violencia en los próximos días y en determinado momento juró lealtad a Abu Bakr al-Baghdadi, el líder del grupo Estado Islámico, dijo el FBI.
A pesar de sus declaraciones, el FBI dice que no ha hallado pruebas de que el ataque fuera dirigido por una organización terrorista extranjera. Parecería que Mateen se radicalizó por su cuenta a través de la propaganda yihadista en el internet, parte de un sector de la población que preocupa a las fuerzas de seguridad.
Las declaraciones a la policía, que según un agente del FBI fueron realizadas “de manera fría, calculadora y serena”, eran similares a mensajes que aparentemente publicó en Facebook en la misma época.
“Quiero que sepan, estoy en Orlando y yo hice los disparos”, dijo Mateen en una llamada más de media hora después del tiroteo, dijo el FBI.
Poco después de la llamada al 911, Mateen tuvo tres conversaciones con los negociadores en las que se identificó como soldado islámico y dijo a un negociador que dijera a Estados Unidos que dejara de bombardear Siria e Irak. Dijo que era por eso que estaba “aquí justamente ahora”, según la transcripción.