Las elecciones de medio mandato de noviembre de 2022 dejaron una Cámara Baja en la que el ala dura republicana decanta las mayorías
Tras la histórica expulsión de McCarthy al frente de la sala, Mike Johnson asumió como 'speaker' y aboga por las políticas de Trump
El 2023 será recordado como el año en el que el ‘trumpismo’, el ala dura del Partido Republicano, puso en jaque no solo a la propia formación política, sino también a la Cámara de Representantes, una de las principales instituciones de Estados Unidos y cuyo presidente es considerada la tercera autoridad del país.
El año arrancó con los republicanos saboreando las mieles de un éxito notable cosechado en las elecciones de medio mandato del noviembre anterior, en las que lograron arrebatar al Partido Demócrata la mayoría en la Cámara de Representantes, la Cámara Baja del Congreso estadounidense.
Esta victoria dejó un panorama muy favorecedor para los conservadores, pues el órgano legislativo, de gran poder en la política estadounidense, quedaba en sus manos y contaban también con la posibilidad de erigir a uno de los suyos como máxima autoridad de la sala, un cargo nada desdeñable.
La Cámara de Representantes elige a su presidente mediante una votación nominal entre los candidatos propuestos por las formaciones presentes en la sala. En un sistema político dividido entre el bloque republicano y el demócrata, los conservadores no deberían tener ningún problema para quedarse con el asiento.
Sin embargo, el Partido Republicano está ciertamente dividido desde la irrupción de Donald Trump en 2016. El magnate se hizo con la victoria en las presidenciales de aquel año y durante sus cuatro años de mandato llevó a cabo unas políticas ultra derechistas que fueron rechazadas por propios y ajenos.
Tras su derrota en 2020 ante el actual mandatario, Joe Biden, Trump alentó los fantasmas de un supuesto fraude electoral en su contra, una narrativa que culminó con el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021. Estos hechos han sido defendidos por sus aliados más cercanos, pero repudiados por otros tantos políticos republicanos.
La sombra del expresidente Trump es alargada, y esto se palpa en la composición de la bancada republicana en la Cámara de Representantes, donde en torno a una docena de los 222 legisladores del partido se han mostrado partidarios del magnate y han defendido a capa y espada sus posiciones.
Es precisamente este ala dura de los republicanos la que ha puesto en jaque su propio partido y la Cámara de Representantes, pues son imprescindibles para garantizar la mayoría conservadora en todas y cada una de las votaciones, incluida la del presidente de la Cámara Baja estadounidense.
KEVIN MCCARTHY, PRESIDENTE DE LA CÁMARA
Los representantes estadounidenses se reunieron a comienzos de año, tan pronto como el 3 de enero, para designar al sucesor de la demócrata Nancy Pelosi al frente de la Cámara. Los republicanos acordaron que Kevin McCarthy, representante por el estado de California, fuera su aspirante.
Sin embargo, las posturas de McCarthy no convencieron al ala dura republicana, que rechazó su candidatura en hasta quince ocasiones, retrasando el proceso hasta el 7 de enero, cuando finalmente se hizo con el puesto de ‘speaker’ tras hacer concesiones clave a esos legisladores más extremistas.
Durante su mandato, McCarthy tuvo que hacer frente al posible cierre financiero del Gobierno, aunque finalmente los republicanos siempre terminaron por acordar nuevos presupuestos; y también por las continuas ayudas económicas a Ucrania, inmersa en guerra desde febrero de 2022.
Sin embargo, a finales de septiembre, uno de esos proyectos para financiar al Gobierno de Biden terminó por dinamitar la Cámara de Representantes después de que el Partido Demócrata se opusiera en bloque –debido a los recortes que incluía la propuesta– y una veintena de republicanos hicieran lo propio.
Tras esto, el presidente de la Cámara presentó un nuevo proyecto que sí fue aprobado, pero con el apoyo de los demócratas, lo que no sentó especialmente bien en el seno del Partido Republicano, y motivó que Matt Gaetz, uno de esos legisladores afines al ‘trumpismo’, presentara una moción de censura.
Días después, el 3 de octubre, la sala aprobó la destitución de McCarthy con el voto a favor de los demócratas y de ocho compañeros de su propio partido, miembros de esa facción más extremista y que le acusaron de facilitar las políticas de Biden en lugar de los postulados conservadores del Partido Republicano.
McCarthy, quien apenas diez meses atrás había abandonado el liderazgo de su partido en la Cámara Baja para presidir la sala, se vio obligado a abandonar el cargo, convirtiéndose en el primer presidente en la historia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos en ser destituido.
A lo largo de los siguientes meses, McCarthy siguió ocupando su escaño como representante por el distrito 20 de California, aunque a comienzos de noviembre anunció que dejaría su cargo el próximo 1 de enero, poniendo fin a casi 16 años de carrera política al nivel federal.
EL ‘TRUMPISMO’ GANÓ EL PULSO
La salida de McCarthy evidenció el poder de ala dura republicana en el seno de su partido. Los legisladores más de extrema derecha fueron capaces de aliarse con el Partido Demócrata con tal de desbancar a un ‘speaker’ que no era del todo de su agrado, aunque fuera de los suyos.
El Partido Republicano se veía de nuevo obligado a presentar un candidato que lograse la mayoría de legisladores de su propio partido para ocupar el asiento del presidente de la sala, todo ello no solo con la sombra de McCarthy, sino también con el recuerdo de lo complicado que le fue recabar los votos necesarios.
En este contexto se intentó abrir paso el representante por Ohio Jim Jordan, de posturas ultraconservadoras pero que fracasó en repetidos intentos por presidir la sala. Tras más de 20 días de bloqueo institucional por la ausencia de la figura del ‘speaker’, el congresista por Louisiana Mike Johnson dio un paso al frente.
Estas votaciones en la Cámara se celebraban mientras el expresidente Trump aprovechaba para azuzar a sus seguidores con mensajes en Truth Social, su red social particular. Allí llegó incluso a “sugerir” a los representantes republicanos a que votaran por Johnson.
“Mi fuerte sugerencia es elegir al candidato principal Mike Johnson. Y hacerlo rápido”, manifestó Trump en sus redes sociales apenas unas horas antes de una quinta votación que terminó por ser definitiva para Johnson, que finalmente logró el aunar al Partido Republicano en torno a su figura, incluidos a los representantes ‘trumpistas’.
Johnson destaca, además de por su simpatía por Trump, por una ideología ultraconservadora de marcado carácter religioso. El nuevo ‘speaker’ se opone no solo al matrimonio homosexual y el colectivo LGTB, sino que defiende la criminalización del aborto y aboga por imponer penas incluso de prisión.
Desde su asunción como tercera máxima autoridad del país, Johnson se ha opuesto a suministrar más armamento y fondos a Ucrania, o al menos no a cualquier precio. Mientras Biden se ha comprometido a más ayuda para Kiev, Johnson ha puesto trabas y ha asegurado que Washington no dispone de más dinero.
Además de la situación en Ucrania, la cuestión migratoria es otro de los asuntos estrella de Johnson, que exige a Biden que reactive las medidas impulsadas por Trump para garantizar la seguridad en los límites territoriales con México, aludiendo especialmente a la construcción de un muro en la frontera.
Así pues, la Cámara de Representantes, que arrancó el año en manos de Pelosi, histórica política del Partido Demócrata, ha ido quedando con el paso del tiempo en manos del ala dura más conservadora del Partido Republicano, hasta el punto de que el ahora ‘speaker’ aboga por el regreso de Trump a la Casa Blanca en 2024.