Por Marcelo Peralta |
Santiago, R.D.- El Arzobispado y La Iglesia Católica de Santiago consideraron este viernes que la miseria sitúa a la República Dominicana en un “terreno minado que abre espacio a la violencia”.
En el editorial, el periódico semanario de “Camino” órgano oficial del Arzobispado de La Iglesia Católica de Santiago dice que la violencia peligra la democracia que en muchos aspectos tiene “matices de caricatura”.
En su opinión, las personas que “nos representan hace tiempo que se olvidaron de desempeñar ese papel con dignidad”.
Y sostiene que cuando en un país miramos la opulencia y la miseria “nos hallamos de frente que se está pisando terreno minado que abre espacio a la violencia institucionalizada”.
Esa realidad perturba la paz social y genera acciones que van socavando las bases de una convivencia fraterna.
Para la entidad religiosa “el dolor que provoca esta brecha social es mayor cuando los responsables de cambiar ese panorama, a través de la acción política, son los principales promotores de la irritante desigualdad”.
Su meta es enriquecerse, cambiar de estatus y vivir como “príncipes”, aunque estén rodeados de conciudadanos a quienes les falta hasta lo indispensable para vivir.
En este contexto, dijo “enmarcamos la codicia constante de amasar fortuna a costa de los más necesitados”, tras señalar que por eso el afán de aprovechar sus posiciones administrativas para arroparse de privilegios, convirtiéndose en una clase selecta con estilo de vida propios de un país del primer mundo.
“Dentro de ellos están los senadores, quienes acaban de aumentarse 70 mil pesos” para ganar 320 mil cada 30 dias sin las dietas por asistir a cada sesiones, los que reciben por cada habitantes de la provincia que representan y otros “favores”.
Ahora su sueldo será de 320 mil mensuales sin a agregan otros beneficios que los llevan a ser dominicanos muy especiales”, dijo.
Y aun con esa cantidad de dinero, “escuchamos a una integrante de ese poder, la senadora oficialista de Dajabon, Sonia Mateo expresar que esto no le alcanza ni para comprar una botellita de agua”.
Y sostuvo que al contemplar esta afirmación, y mirando cómo la gente hace malabares para sobrevivir con sueldos de miseria “hacia dónde vamos”.
Concluye que “con dolor en el alma, que hace tiempo que nuestro pueblo se está muriendo de sed”.