El presidente de EE.UU., Donald Trump, animó este sábado en un discurso ante jóvenes universitarios a no rendirse ante las críticas y abrazar, como él, la etiqueta de “ajenos al sistema” para desafiar a las “fracasadas estructuras de poder”, sin mencionar la crisis por el despido del exjefe del FBI James Comey.
Tras varios días de controversia por esa decisión, avivada por las contradicciones de la Casa Blanca y revelaciones acerca de una cena privada en la que supuestamente Trump exigió “lealtad” a Comey, el presidente se desplazó hoy a Lynchburg (Virginia) para dar un discurso en la ceremonia de graduación de la Universidad Liberty, un centro cristiano.
En su mensaje a los recién graduados, Trump no habló de la crisis desatada por el despido de Comey, quien encabezaba la investigación del FBI sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones de noviembre en EE.UU., pero sí dio algunas pistas sobre cómo está encarando lo ocurrido y las críticas que ha recibido.
“Nada hay más fácil o patético que ser un crítico”, comentó Trump, para quien el futuro no pertenece a ese tipo de personas, sino a “los soñadores”.
“Seguir tus convicciones significa estar dispuesto a enfrentar la crítica de aquellos que carecen del mismo valor para hacer lo correcto, y saben lo que es correcto, pero no tienen el coraje, las agallas y la resistencia para hacerlo”, argumentó.
“Tomen la palabra ‘imposible’ como nada más que motivación (…) Disfruten la oportunidad de ser un outsider (ajeno al sistema)”, pidió Trump a los estudiantes.
Como un “outsider”, sin ninguna experiencia política previa, se impuso Trump el año pasado a sus rivales por la candidatura presidencial republicana y ganó después contra todo pronóstico las elecciones ante la demócrata Hillary Clinton, y hoy enfatizó que son aquellos ajenos al sistema, como él, los que “cambian el mundo”.
“No necesitamos una lección de (la clase política de) Washington sobre cómo vivir nuestras vidas”, remarcó también Trump durante su discurso, el primero que da como presidente en una ceremonia de graduación universitaria.
El mandatario animó, asimismo, a los recién graduados a “no rendirse” y “no dejar de pelear nunca por lo que uno cree”, y a “siempre tener el coraje” de ser uno mismo y de “desafiar a los intereses afianzados y a las fracasadas estructuras de poder”.
Según Trump, durante el poco tiempo que lleva en Washington ha podido ver “de primera mano cómo el sistema está roto” y que existe “un pequeño grupo de voces fallidas que piensan que saben y entienden todo, y quieren decir a todo el mundo cómo vivir, qué hacer y cómo pensar”.
En Estados Unidos “no adoramos al gobierno, adoramos a Dios”, afirmó Trump, por otro lado, ante los estudiantes de la universidad cristiana, a quienes prometió que, mientras él sea presidente, nadie les podrá impedir que “practiquen su fe o prediquen lo que está en sus corazones”.
Esta semana Trump firmó precisamente una orden ejecutiva para relajar los límites a la actividad política de iglesias y otras organizaciones religiosas.
Esa orden se deriva de una promesa que hizo Trump como candidato presidencial y que reiteró en febrero pasado, cuando dijo que “destruiría completamente” una enmienda de ley de 1954 sobre la participación política de los grupos religiosos.
La conocida como Enmienda Johnson establece que las organizaciones religiosas y otras exentas de impuestos en EEUU no están autorizadas a hacer campaña a favor o en contra de candidatos a cargos políticos, y si lo hacen se arriesgan a perder ese beneficio tributario.
Trump no puede derogar unilateralmente esa enmienda, algo que solo puede hacer el Congreso, pero en su orden instruye al Tesoro, del que depende el Servicio Interno de Rentas (IRS, Hacienda) a “no tomar ninguna medida contra cualquier individuo, templo de fe u otra organización religiosa” que “hablen sobre temas morales o políticos desde una perspectiva religiosa”.
El líder evangelista y presidente de la Universidad Liberty, Jerry Falwell, fue uno de los primeros apoyos de Trump en el proceso de primarias republicanas del año pasado y hoy aseguró que ningún otro presidente ha hecho “tanto” como él y tan rápido en beneficio de la comunidad cristiana.
Trump se convirtió hoy el segundo presidente estadounidense que pronuncia en ejercicio del cargo el discurso de la ceremonia de graduación de la Universidad Liberty. El primero fue George H.W. Bush en 1990.