El presidente Donald Trump honró hoy una de sus promesas de campaña al anunciar la retirada del país del Acuerdo climático de París, al argumentar que ese pacto pone en “permanente desventaja” a la economía y los trabajadores estadounidenses, en línea con su filosofía nacionalista.
“Nos estamos saliendo. Pero vamos a empezar a negociar y veremos si podemos llegar a un acuerdo que sea justo”, declaró Trump en un esperado discurso de una media hora desde la Rosaleda de la Casa Blanca.
Así, el mandatario dejó la puerta abierta a que el país se reintegre en el pacto climático en un futuro o a negociar otro acuerdo “enteramente” nuevo, “mejor” y “más justo” para EEUU.
Al iniciar un proceso para la retirada del acuerdo climático, EEUU se quedará solo junto a Nicaragua y Siria, los únicos dos países no firmantes de los compromisos adoptados en París por casi 200 naciones a finales de 2015 y ratificados por un total de 147.
El punto 28 del Acuerdo de París indica que cualquier país que haya ratificado el acuerdo, como es el caso de EEUU, solamente podrá solicitar su salida tres años después de su entrada en vigor, esto es, el 4 de noviembre de 2019.
Una vez hecha formalmente esa petición, tiene que pasar otro año para que la salida del acuerdo sea efectiva, por lo que si el proceso sigue su curso habrá que esperar hasta el 4 de noviembre de 2020, el día siguiente de las próximas elecciones presidenciales en EEUU.
Con la decisión anunciada hoy, EEUU “cesará todas las implementaciones” de sus compromisos climáticos en el marco de París, que incluyen la meta propuesta por el expresidente Barack Obama de reducir para 2025 las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 26 y un 28 % respecto a los niveles de 2005.
“No queremos que nada se interponga en nuestro camino”, subrayó Trump al destacar la recuperación económica de EEUU y situar al Acuerdo de París como un obstáculo para la creación de empleos.
El pacto contra el calentamiento global “es menos sobre el clima y más sobre otros países que obtienen una ventaja financiera” sobre Estados Unidos, según Trump, que anotó que Washington dejará de contribuir al Fondo Verde para el Clima.
Además, el presidente aseguró que París significa “una “redistribución masiva de la riqueza de Estados Unidos hacia otros países”.
Trump habló también del “inaceptable riesgo legal” de permanecer en el acuerdo en indicó que quiere que EEUU siga siendo un “líder” global en la protección del medioambiente, pero de manera “justa”, al denunciar que los compromisos de París no han sido lo suficientemente estrictos para países como China o India, tan contaminantes como el suyo.
“Fui elegido para gobernar Pittsburgh”, una ciudad del cinturón industrial estadounidense, y “no París”, enfatizó Trump en línea con su máxima en política exterior de anteponer siempre los intereses de EEUU (“America First”).
Los ganadores con la decisión anunciada hoy son, además de los votantes más fieles de Trump, la industria del carbón, a la que el mandatario ha prometido revitalizar; el director de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, en inglés) y conocido escéptico del cambio climático, Scott Pruitt; y el estratega jefe de la Casa Blanca, Steve Bannon.
Del otro lado, el de los perdedores, están quienes habían presionado a Trump para mantener a EEUU en el acuerdo, entre ellos su secretario de Estado, Rex Tillerson, y el matrimonio formado por su hija Ivanka y Jared Kushner, además de ecologistas, líderes empresariales y mandatarios de todo el mundo.
El pasado fin de semana, mientras participaba en la cumbre de líderes del G7 en la ciudad italiana de Taormina (Sicilia), Trump anticipó que tomaría esta semana su “decisión final” sobre el Acuerdo de París.
Según la Casa Blanca, Trump quería escuchar a sus socios en el G7 antes de tomar una decisión, pero al final no sirvió de nada la presión que ejercieron en esa cumbre a favor del acuerdo líderes como la canciller alemana, Angela Merkel, o el mandatario francés, Emmanuel Macron.
Durante su campaña electoral, Trump criticó duramente el Acuerdo de París y el cambio climático, un fenómeno que llegó a calificar en el pasado de “invento” de los chinos, y hoy insistió en que su única “obligación” es con las promesas que lo llevaron a la Casa Blanca y con “proteger” los intereses estadounidenses.