El esperado repliegue económico estadounidense en América Latina bajo el gobierno de Donald Trump hace que los líderes de la región miren al otro lado del mundo, a China, en busca de ayuda para superar los posibles problemas financieros.
Esta semana tendrán la oportunidad perfecta para cortejar a los chinos cuando su presidente, Xi Jinping, acuda a la cumbre de la Cuenca del Pacífico en Lima, como parte de una gira que incluye escalas en a Ecuador y Chile.
Este es el tercer viaje de Xi a Latinoamérica desde su llegada al poder en 2013 y, para cuando acabe su gira, habrá visitado 10 países en la región — los mismos que Barack Obama en el doble de tiempo como presidente de Estados Unidos.
Durante la campaña electoral, Trump prometió anular acuerdos comerciales como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, deportar a inmigrantes en situación irregular y construir un muro para cortar el paso a millones de ciudadanos latinoamericanos, lo que provocó una ola de preocupación en una región que durante dos siglos ha mirado hacia el norte en busca de orientación política.
En los últimos años China ha ido desplazado a Estados Unidos como principal socio comercial en los países latinoamericanos al tiempo que la demanda de soja, petróleo y hierro de la región alimentó el crecimiento más rápido de las últimas décadas. Pero recientemente, a medida que la demanda china de materias primas disminuía, las economías locales se han visto golpeadas, diluyendo el tórrido romance con la segunda economía más grande del mundo.
La mayoría de los países sudamericanos han tomado conciencia de los problemas que conlleva el depender de la exportación de productos básicos y preferirían una relación más estrecha con Estados Unidos, que adquiere un tipo de bienes manufacturados que generan más empleos, explicó Margaret Myers, experta en China del Inter-American Dialogue de Washington.
“Pero la pregunta es si Estados Unidos va a corresponder”, agregó. “Nadie en la región espera demasiado de Trump en términos de políticas realmente productivas. Esto deja espacio a China para que juegue un papel mucho más importante”.
Algunas de las prioridades de China y su creciente presencia en la región se harán evidentes durante la gira de Xi.
En Ecuador, una economía dolarizada que enfrenta una fuerte recesión, Xi inauguraba el viernes la mayor presa hidroeléctrica del país, que fue construida por una firma china y financiada con parte de los casi 8.000 millones de dólares que Beijing ha prestado a Quito desde 2007.
Desde allí viajará a Perú, donde asistirá a una cumbre del grupo de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) y se reunirá con el presidente Pedro Pablo Kuczynski, un ex inversionista de Wall Street que eligió China para su primer viaje al extranjero tras asumir en julio. La gira por la región, de una semana de duración, terminará en Chile, que desde hace poco cuenta con una filial del banco estatal chino que será la primera institución financiera china en Sudamérica para manejar transacciones con el yuan.
Además, en Venezuela, el presidente de la estatal Corporación Nacional de Petróleo de China firmó el jueves un acuerdo de 2.200 millones de dólares para impulsar de forma conjunta la producción de petróleo necesaria para sacar a la nación de una crisis marcada por la fuerte escasez de alimentos y una inflación de tres dígitos.
“Todo nuestro agradecimiento por todo el apoyo prestado a Venezuela en los años difíciles, 2014, 2015 y especialmente 2016”, dijo un visiblemente complacido presidente de Nicolás Maduro durante la ceremonia de firma del pacto. “Nuestra hermana mayor China no ha dejado a Venezuela sola en estos momentos difíciles”.
Mientras que la victoria de Trump ha terminado casi por completo con la Asociación Transpacífica de 12 naciones, entre las que estarían México, Perú y Chile, China sigue cortejando a la región con ofertas para reforzar los acuerdos de libre comercio ya existentes con Costa Rica, Chile y Perú al tiempo que negocia nuevas alianzas con Uruguay y Colombia.
Desde hace años es un importante mercado de materias primas de Brasil y está involucrado en proyectos de desarrollo en Panamá y Argentina.
El presidente colombiano Juan Manuel Santos, otro asistente a la cumbre de APEC, dijo que China podría incluso construir una vía paralela al Canal de Panamá en territorio colombiano limítrofe con Panamá.
Colombia, parte de cuyo territorio da al Pacífico, no es miembro de APEC, pero es el único país que asiste a sus cumbres como invitado. Santos ha dicho que estará en Lima, pese a que estuvo tratándose de su salud esta semana en Estados Unidos.
China está actualmente promoviendo un tratado de libre comercio que involucraría a las 21 economías de APEC, que genera el 60% de la producción mundial.
En la última década, los dos mayores bancos de inversión de China han inyectado 125.000 millones de dólares en Latinoamérica, más que el Banco Mundial, con sede en Washington, y el Banco Interamericano de Desarrollo juntos.
Xi vendrá a Perú apenas dos meses después de la visita de Kuczynski a China. El presidente chino se quedará en Lima en visita oficial a partir del lunes.
China tiene inversiones en Perú por unos 14.000 millones de dólares, principalmente en la minería e infraestructura. Según Xi, esta visita es una señal positiva de la cooperación sino-peruana por el desarrollo “ante las nuevas circunstancias” internacionales.
En una columna para el diario Comercio, Xi se refirió a los crecientes vínculos de su país con Perú como una relación en la que los dos ganan al afectar a áreas tan diversas como la inversión en infraestructura y energía o la herencia compartida representada por la admirada cocina “chifa” creada por migrantes chinos hace un siglo.
Sin duda, una guerra comercial entre Estados Unidos y China podría afectar a la industria del gigante asiático y deprimiría la demanda de materias primas en Latinoamérica. Pero por el momento, los empresarios que acuden a la cumbre de la APEC no ven más que potencial.
Para Tang Ning, director de la microfinanciera CreditEase, uno de los empresarios chinos presentes en APEC, todo lo que China ve en la región tiene un gran potencial.
“Tenemos perspectivas de largo plazo”, dijo Tang en una entrevista. “La política no tiene un gran espacio en nuestras conversaciones”.
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El periodista de AP Joshua Goodman