El expresidente concurre de nuevo aupado por el movimiento MAGA tras dos intentos de asesinato durante la campaña
Donald Trump acometerá el 5 de noviembre su tercer intento de llegar a la Casa Blanca, tras su éxito hace ocho años y su derrota en 2020 frente a Joe Biden, que derivó en uno de los sucesos más graves para la democracia estadounidense con el asalto de cientos de sus seguidores al Capitolio al negarse a reconocer su derrota en las urnas.
Trump, una figura controvertida que se ha alzado como único aspirante de peso del Partido Republicano tras ir dejando de lado a otros políticos con más experiencia, ha vuelto a hacer girar su campaña en torno a un culto a su figura y una serie de promesas de corte populista que van desde lograr el fin de la guerra en Ucrania hasta una expulsión “masiva” de migrantes.
En esta ocasión, fue nombrado candidato tras unas primarias en las que se impuso con claridad a figuras como Nikki Haley, quien se hizo con cerca del 19,5 por ciento de los delegados, y Ron DeSantis, quien se retiró ya a mediados de enero. Otros candidatos fueron Mike Pence, Chris Christie, Asa Hutchinson y Vivek Ramaswamy, aún con menos apoyos.
Tras derrotar a Hillary Clinton en 2016 y caer frente a Biden en 2020, su rival será la actual vicepresidenta, Kamala Harris, quien tomó el relevo de Biden después de que éste renunciara a la reelección ante su hundimiento en los sondeos por las especulaciones sobre su estado de salud y su errática actitud en público.
De esta forma, se ha convertido en el candidato de más edad en la historia del país, un hecho que usó en campaña para cargar contra Biden y que durante las últimas semanas ha dañado sus aspiraciones al volverse en su contra su estrategia para presentar al demócrata como una persona incapacitada para ejercer un puesto de poder.
El magnate, de 78 años, es además el séptimo expresidente que intenta un retorno político tras ser derrotado en las urnas, con la esperanza de emular a Grover Cleveland (1885-1889 y 1893-1897), el primer demócrata en ganar unas elecciones tras la Guerra Civil y el único que logró una victoria después de ser derrotado en su intento por revalidar mandato.
Trump, descrito como “la definición de una historia de éxito estadounidense” en su biografía oficial en la Trump Organization, llega a la votación como un político más experimentado, después de presentarse hace ocho años tras dar directamente el salto desde los platós de televisión, si bien también con muchos más críticos por sus acciones y declaraciones tanto en su mandato como después del mismo.
DE UNA FAMILIA MILLONARIA A LA CASA BLANCA
El republicano nació en Nueva York en 1946, siendo el cuarto hijo del magnate Fred Trump, hijo de inmigrantes alemanes, y Mary Anne MacLeod Trump, nacida en Escocia. A los trece años fue enviado a una academia militar por su mal comportamiento en la escuela, si bien logró un título por la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania, tras lo que dio el salto a los negocios de su familia.
Trump se sumergió en los negocios inmobiliarios de su padre y ya en 1971 se hizo con el control de la compañía, que pasó a llamar Trump Organization, para posteriormente entrar en el mundo del entretenimiento, llegando a ser el presentador del conocido programa de televisión The Apprentice, donde los participantes competían por un contrato en su imperio.
Desde estas plataformas empezó a sopesar la posibilidad de entrar en política, algo que hizo en junio de 2015, cuando anunció que concurriría a las presidenciales del año siguiente, hecho tomado con escepticismo y humor por aliados y rivales, que no se tomaron en serio que pudiera ser un aspirante a la Casa Blanca.
Sin embargo, logró la victoria aupado por su eslogan, ‘Make America Great Again’, y gracias al apoyo de un amalgama de grupos nacionalistas y derechistas que abarca sectores de la conocida como ‘alt right’ e incluso agrupaciones de tintes racistas, homófobos y sexistas alineados con teorías de la conspiración que componen el centro de lo que ha sido dado a conocer como la ‘ideología MAGA’.
Este movimiento parte de la base de que Estados Unidos fue “un gran país” que ha perdido en parte su influencia, tanto a nivel interno a causa de la inmigración y la multiculturalidad, como a nivel externo por lo que considera unas políticas débiles frente a potencias en ascenso como China o Rusia.
SU MANDATO AL FRENTE DE EEUU
Durante su mandato, Trump tradujo esta visión en la retirada del país de varios acuerdos comerciales y medioambientales, un enfrentamiento económico con China y una nueva propuesta de paz para Oriente Próximo, dificultada por su decisión de reconocer Jerusalén como la capital de Israel, al margen de la comunidad internacional.
Además, encabezó la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán, lo que elevó las tensiones en la región, y firmó un acuerdo de paz con los talibán que acabó por precipitar la caída de las autoridades apoyadas internacionalmente y la vuelta al poder de los fundamentalistas en 2021, ya con Biden como presidente.
A nivel interno, Trump tuvo que acometer numerosos frentes, incluida una investigación por supuesta colusión entre su campaña y Rusia en las elecciones de 2016 –que se saldó sin pruebas concluyentes que respaldaran las acusaciones– y un juicio político por abuso de poder y obstrucción.
El mandatario, tercer presidente en hacer frente a un ‘impeachment’, mantuvo además una postura muy criticada durante la pandemia de coronavirus, alentando teorías contrarias a la ciencia, y vio cómo su mandato terminaba de forma catastrófica tras su derrota en las urnas y el asalto al Capitolio por parte de sus seguidores.
DEL ASALTO AL CAPITOLIO A SU RESURGIMIENTO
El asalto, perpetrado por una turba de simpatizantes de Trump en lo que fue descrito como una intentona golpista, tuvo lugar después de unos meses en los que el mandatario saliente alentó teorías sobre un robo electoral e irregularidades desde el ‘deep state’ para beneficiar a su rival.
Los ataques fueron ejecutados cuando se celebraba una reunión para ratificar los resultados de las elecciones y derivaron en un segundo juicio político contra el magnate, nuevamente absuelto, si bien sus acciones durante dicha jornada siguen siendo objetivo de causas penales.
A pesar del varapalo que supusieron estos incidentes para su figura, Trump logró aglutinar apoyos de los sectores más duros del movimiento MAGA presentándose como una víctima de una campaña política, algo acentuado tras el proceso abierto contra él para intentar ocultar un pago a una ex actriz pornográfica para comprar su silencio, que derivó en que fuera declarado culpable de 34 cargos.
El exmandatario, primer presidente del país en ser condenado, ha asegurado en todo momento que se trata de “una caza de brujas” destinada a apartarle de la política y ha cargado contra lo que describe como el “pantano” en Washington, en referencia al poder de diversas agencias y lobbies a los que acusa de dirigir realmente Estados Unidos.
Su tercera campaña, marcada por dos intentos de asesinato contra él –incluido uno en el que resultó herido de levedad por un disparo–, ha vuelto a estar centrada en la lucha contra la migración irregular, los recortes de fondos a programas sociales que describe como parte de una campaña ‘woke’, y el fin de la guerra en Ucrania, tras la invasión desatada por Rusia en 2022.
Además, hace frente a una creciente oposición por parte de sectores republicanos que critican sus tendencias autoritarias, críticas representadas en las palabras de John Kelly, quien fuera su secretario general en la Casa Blanca y quien dijo que encaja “en la definición general de fascista”, a pesar de lo cual los sondeos apuntan a una carrera muy apretada entre él y Harris de cara a lo que él mismo describe como “el día más importante para la historia del país”.Copiar al portapapeles