Si a alguien le quedaba alguna duda de que Donald Trump iba a cumplir lo prometido con su dura retórica sobre inmigración, raza o terrorismo, el presidente electo de Estados Unidos lo ha confirmado con sus primeras designaciones de gobierno.
Trump seleccionó al senador Jeff Sessions como secretario de Justicia, al teniente general retirado Michael Flynn como asesor de seguridad nacional y al representante Mike Pompeo como director de la CIA, enviando una clara señal de que la política interna de Estados Unidos dará un fuerte vuelco a la derecha.
Ha reinado cierta incertidumbre sobre cómo sería un gobierno de Trump: Incluso sus propios partidarios no creían del todo a su incendiaria retórica electoral y las propias declaraciones de Trump han sido ambivalentes y contradictorias. Y sus primeros dos nombramientos —el presidente del Partido Republicano Reince Priebus como jefe de personal y el ex jefe de Breitbart News Steve Bannon como asesor— enviaron señales mixtas, pues uno es una figura del establishment y el otro es un radical de la periferia política.
Sin embargo, los nombramientos del viernes ofrecen una indicación inequívoca de que la presidencia de Trump dará un vuelco a la derecha en temas de seguridad nacional.
“Si damos por sentado que los miembros de su equipo serán reflejo de sus políticas, es muy claro hacia dónde van las cosas”, opinó Calvin Mackenzie, experto en estudios presidenciales del Colby College en Maine.
Julian Zelizer, historiador de la Universidad de Princeton, recalcó que los tres funcionarios son figuras conocidas de la derecha que han trabajado para el gobierno: “no son selecciones totalmente descabelladas de gente que ni siquiera viene del mundo político”.
“Trump está enviando un mensaje, no solo de que cumplirá con sus promesas de campaña, sino un mensaje de partidismo. Les está diciendo a los republicanos que lo apoyen porque él cumplirá”, añadió Zelizer.
Aún quedan muchas designaciones por hacer, entre ellas la de secretario de Estado, que podrían apuntar hacia una dirección distinta. Y por supuesto el Congreso también influirá en la elaboración de una política de seguridad nacional.
Lo cierto es que los tres escogidos por Trump el viernes han discrepado agudamente con la política de la presidencia actual de Barack Obama:
– Sessions, senador por Alabama y antes fiscal federal, es conocido por sus posiciones duras en cuanto a la inmigración. Ha cuestionado la idea de que las personas detenidas por terrorismo merecen las protecciones del sistema judicial estadounidense, se opone al cierre de la cárcel construida en la base de Guantánamo y ha dado prioridad al tema del fraude electoral, que las autoridades aseguran es casi inexistente en Estados Unidos. Ha denunciado que las políticas antiterroristas de Obama “han envalentonado a nuestros enemigos” y ha dicho que quienes se oponen al espionaje interno “están exagerando en cuanto al temor de que esto es de alguna manera violatorio de nuestra constitución”. Su designación como juez federal en 1986 fracasó debido a denuncias de que hizo comentarios racistas cuando era fiscal federal en Alabama.
– Pompeo, congresista de Kansas, ha sido un duro crítico del acuerdo nuclear con Irán, ha dicho que Edward Snowden es un traidor que se merece la pena de muerte y ha opinado que los líderes musulmanes son “potencialmente cómplices” en ataques terroristas si no denuncian la violencia cometida en nombre del islam.
– Flynn renunció como director de la Agencia de Inteligencia de Defensa en abril de 2014, debido a discrepancias con la estrategia de Obama para combatir el terrorismo. Sus críticos dicen que tuvo una mala gerencia de la agencia. Flynn se ha pronunciado a favor de medidas más agresivas contra el grupo Estado Islámico y a favor de una cooperación más estrecha con Rusia.
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Nancy Benac