Con el recuerdo del “Yo tengo un sueño” de Martin Luther King, más de 1.000 líderes religiosos marcharon hoy, 54 años después, en Washington por los derechos civiles y en contra del Gobierno de Donald Trump.
Junto al imponente monumento a Luther King, en la explanada del National Mall, recordaron que la justicia por la que luchó el reverendo está lejos de haberse conseguido y alertaron de la gravedad del momento actual.
“¿Por qué estamos aquí? Estamos aquí para que el país sepa que no toleraremos el racismo. Estamos aquí para que el país sepa que no toleraremos el fanatismo”, decía uno de los oradores, entre fuertes aplausos.
Con esa vocación, religiosos de todo el país y distintas confesiones se unieron en la “Marcha de los Mil Ministros por la Justicia”, organizada por la ONG de derechos civiles National Action Network.
Su presidente, el influyente reverendo Al Sharpton, ya dijo antes de la marcha que la violencia racista del 12 de agosto en Charlottesville (Virginia) había dado “un nuevo significado” este año al aniversario de la “Marcha sobre Washington” de Luther King.
“Charlottesville le dio una nueva energía, muchos ministros llamaron diciendo que este es el momento de hacer una declaración moral. El presidente (Trump) pidió unidad, y vamos a mostrar unidad. La pregunta es, ¿de qué lado está el presidente?, afirmó.
En la marcha de hoy estuvo muy presente la demostración de fuerza de grupos de odio como el Ku Klux Klan (KKK), los supremacistas blancos y los neonazis en Charlottesville, así como la respuesta del presidente.
En esa ciudad universitaria, tras horas de exhibición racista, un manifestante neonazi arrolló con su vehículo una contraprotesta, matando a una joven e hiriendo a 19 personas.
El país esperaba una condena inequívoca de su presidente a los grupos supremacistas, pero lo que dijo Trump es que había “violencia y odio” (ese día ni siquiera habló de racismo) en “muchos lados”.
“Me rompió el corazón ver lo que ocurrió en Charlottesville, pero no me sorprendió, porque tenemos un presidente que promueve el odio”, comentó a Efe Sam, pastora de la Iglesia Comunitaria Metropolitana de Washington.
“Hoy es muy importante estar en esta protesta. Está creando un clima incivilizado, en el que estos grupos se siente envalentonados y florece el odio”, añadió.
Después, preguntó a su compañera, “¿Puedo llamarlo racista?” y, ante su afirmación dijo, “sí, el presidente es un racista”.
En la convocatoria oficial de la marcha quedaba claro que la protesta no solo quiere mantener viva la lucha de Luther King sino que lo hace en un momento, para muchos, de retroceso en derechos civiles.
“El Departamento de Justicia y la actual Administración están minando el sueño del Doctor King. Marchamos para reafirmar que los líderes religiosos y comunitarios nos comprometeremos nuevamente a estar al frente de la justicia social y los derechos civiles”, reza el manifiesto.
Las recientes imágenes de la exhibición supremacista en Charlottesville fueron lo más comentado en la marcha, sobre todo entre los que han vivido lo suficiente como para pensar que esos grupos se habían quedado en el pasado.
“Esta gente no ha marchado así en años. Pero con este presidente piensan ‘ahora podemos hacer lo que queramos'”, opinó Diane Dixon-Froctor, reverenda en una iglesia metodista de la capital.
“Vemos racismo de Trump contra todos. No se trata de blancos y negros. Sino de todos los que no se parecen a él. Ahora estamos más en peligro”, añadió.
“Se trata de hacer lo correcto moralmente, eso es lo que tiene que hacer”, apuntó el pastor Christopher Griffin, llegado desde de Chicago.
Coincidió con él Juanita Williams, una jubilada que viajó con su parroquia desde Filadelfia.
“Nunca he visto nada como esto -dice, negando con la cabeza-. De repente, te golpea y piensas, ¿qué es lo que significa Estados Unidos?