Las mejores jugadoras de golf del mundo, sus equipos y cientos de aficionados copan hoy Nueva Jersey por el 72 Women’s Open de Estados Unidos y, concretamente, el campo de la residencia donde el presidente Donald Trump pasa este fin de semana, lo que ha obligado a reforzar la seguridad del lugar.
De acuerdo al portal nj.com, este sábado los periodistas fueron registrados dos veces, antes de subir al autobús lanzadera y al llegar al campo, y los aficionados “deberían esperar un proceso más amplio” de seguridad, incluyendo máquinas de rayos X.
Nada más llegar de su viaje a París, Trump se dirigió este viernes al National Golf Club de su propiedad en Bedminster (Nueva Jersey), donde acaparó la atención de los asistentes de este torneo que comenzó el jueves y finaliza mañana.
Se espera que el mandatario acuda este sábado también al certamen, tal y como anunció anoche en su cuenta de Twitter. “¡Se esperan grandes multitudes y las mujeres están jugando genial, debería ser muy emocionante!”, agregó.
Acompañado de su hijo Eric, el presidente saludó el viernes a la audiencia desde un ventanal y suscitó gritos que eran audibles desde el campo, según la golfista china Shanshan Feng, quien dijo que los espectadores lo miraban a él “y no al golf”, recoge el canal ABC 7.
La celebración en el club de Trump de la competición femenina de golf más importante del país, que reúne a 156 profesionales en el campo de 243 hectáreas donde se sitúa su residencia, ha obligado a aumentar las medidas de seguridad ante la excepcional afluencia de personas en el enclave.
El Servicio Secreto y la Asociación de Golf de Estados Unidos (USGA) se encargaron el viernes por la tarde de gestionar el “control de aglomeraciones” fuera del reservado en el que se encontraba Trump, recoge nj.com.
En este sentido, la jugadora estadounidense Angela Stanford mostró al canal de deportes ESPN su emoción y dijo que esperaba ver a algún agente secreto. “Son difíciles de encontrar. Pero es genial tener al servicio secreto en tu gran torneo de golf”, añadió.
Donald Trump, cuyo club fue elegido para celebrar este Abierto femenino en 2012 por la USGA, es el primer mandatario en activo que acude al Abierto femenino.
Su presencia en el torneo fue bien recibida por golfistas como la estadounidense Marina Alex, quien declaró a ESPN que “independientemente de tu afiliación política y de si eres un fan de Trump o no, tener un presidente en un evento de golf femenino es bastante destacable”.
No obstante, las políticas de Trump y sus comentarios sobre mujeres e inmigrantes generaron sentimientos encontrados para otras profesionales, según The New York Times.
Lizette Salas, estadounidense de origen mexicano, reconoció al diario hace unos días estar en una “posición” en la que se veía “atrapada en el medio”. “Lo único ventajoso para mí es que puedo jugar al golf”, concluyó.