El independentista puertorriqueño Oscar López, pidió hoy en su primer acto público tras lograr la libertad definitiva, después de tres décadas de cárcel, un llamamiento a la unidad de sus conciudadanos e indicó que su “espíritu, honor y dignidad” están “incólumes” y está “vivito y coleando”.
En sus primeras palabras en un acto público después de poco más de tres meses en arresto domiciliario en casa de su hija en San Juan, quiso dar las gracias a los expresidentes estadounideneses Jimmy Carter, Bill Clinton y Barack Obama “porque ellos respondieron a los reclamos y exigencias de nuestro pueblo y conmutaron las sentencias de todos nuestros presos políticos”.
También agradeció, entre otros, en el Escambron en San Juan, el apoyo del Papa Francisco, las abuelas de la Plaza de mayo, el gobierno y pueblo de Venezuela, de Bolivia, Cuba, Nicaragua, y de Ecuador y al expresidente uruguayo José Mujica.
“Mi espíritu, mi honor y mi dignidad están incólumes, que me siento vivito y coleando y listo para emprender mi nueva peregrinación. La felicidad que siento en este momento quiero compartirla con todo boricua aquí y en la diáspora puertorriqueña. Y quiero que todos sientan la inmensa gratitud que llevo en mi corazón por todo el apoyo que me han dado”, agregó.
A su vez, opinó que estos meses han sido la lucha “que ustedes y las personas amantes de la justicia y la libertad los que han hecho posible que yo esté aquí hoy”.
Tras anunciar que cumplirá con su promesa de visitar a los 78 municipios de la isla “para dialogar, compartir ideas y promover la unidad”, indicó que la “unidad nos empoderará. Y si pretendemos descolonizarnos tenemos que unirnos. No hay otra opción”.
“Si verdaderamente amamos la Patria entonces no debe de ser tan difícil unirnos. Hacerlo porque amamos la Patria. Porque si no lo hacemos la perderemos. Puedo afirmar con plena confianza que amar la patria no cuesta nada, lo costoso es si la perdemos. Y si continuamos por el rumbo que vamos Puerto Rico no va a ser nuestra patria”, subrayó con el mar de fondo.
Tras criticar la “imposición de la criminal Junta de Control Fiscal” criticó a los “colonialistas” que “en vez de trabajar para levantar a nuestro pueblo lo que hacen es continuar promoviendo la privatización y ofreciéndole incentivos a inversionistas extranjeros”.
“Sin embargo, no le ofrecen esos incentivos a los pequeños negocios boricuas ni a los(as) jóvenes que están tratando de crear proyectos alternativos que pueden ser de gran beneficio a la economía del país. No quieren que los nuestros echen para adelante”, recalcó.
“Cuando hablo de colonialistas estoy hablando de esa élite del patio que ha ayudado a Washington y a Wall Street a administrar la colonia desde el año 1898, cuando el gobierno estadounidense invadió y ocupó a Puerto Rico militarmente hasta el presente”, opinó.
A su vez, anunció que no trabajará para el ayuntamiento de San Juan, tal y como se anunció hace unos meses.
A preguntas de EFE sobre aquellos que le consideran un terrorista, dijo que acusarle de ello “es un fallo” y que “ningún agente del FBI ni la policía tenía sangre en mis manos y por eso no puedo ser terrorista”.
Por otro lado, señaló que ningún gobierno debe de usar el sistema para criminalizar lo mejor que quiere Puerto Rico e indicó sobre el proceso de quiebra que la isla está sufriendo “un saqueo”.
“Esa junta viene a saquear y ya ha saqueado a Puerto Rico”, subrayó en declaraciones a los periodistas a los que anunció que creará una fundación que “busca la unidad en este pueblo”.
Por último, criticó al plebiscito sobre el estatus de la isla del próximo 11 de junio, del que dijo que es un malgasto de dinero” y mostró su solidaridad con el pueblo venezolano y los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico (UPR) que llevan más de un mes en huelga por los recortes en sus finanzas.
Está previsto que López sea homenajeado en una Fiesta del Pueblo en Río Piedras, en San Juan.
Lopez fue detenido en 1981 y sentenciado a 55 años de cárcel por los cargos de conspiración sediciosa contra el Gobierno de Estados Unidos, uso de la fuerza en robo, transporte de armas y de explosivos con la intención de destruir propiedad gubernamental.