El cáncer de mama y las nuevas opciones de tratamiento que pueden incluso evitar la quimioterapia a gran parte de las mujeres afectadas por un tipo de cáncer común si se detecta pronto, fueron tratados hoy en la reunión anual de la Asociación Estadounidense de Oncología Médica (ASCO).
La cita oncológica más importante del mundo también conoció nuevos estudios sobre el aumento de la supervivencia en un tipo raro de cáncer infantil o sobre terapias para pacientes con cáncer de vejiga metastásico.
Evitar la quimioterapia y sus efectos secundarios, pero logrando excelentes resultados a largo plazo en el tratamiento del cáncer de mama es el escenario que plantea un ensayo clínico presentado hoy a los especialistas.
El ensayo en fase III -que evalúa la eficacia y seguridad del tratamiento, con una muestra amplia de pacientes- y denominado Tailor, señala que siete de cada diez enfermas con tumores de mama hormonopositivos, HER2 negativo y ganglios negativos, en fase inicial no necesitan recibir quimioterapia tras la cirugía.
Los datos proporcionan tranquilidad a los médicos y pacientes que pueden usar la información genómica para tomar mejores decisiones de tratamiento en mujeres con cáncer de mama en etapa inicial, destacó el oncólogo de esta asociación Harold Burstein.
El oncólogo del madrileño Hospital Ramón y Cajal, Javier Cortés, explicó a Efe que las pacientes que tienen un riesgo intermedio, “en principio”, no van a necesitar tratamiento con quimioterapia con porcentajes de curación muy parecidos.
Con la vista puesta también en esta enfermedad, se presentó una terapia que reduce un 30 % el riesgo de empeoramiento en el cáncer de mama hormonal avanzado.
Se trata del estudio en fase III Sandpiper sobre la molécula en investigación Taselisib, una terapia dirigida utilizada en combinación con el tratamiento hormonal fulvestrant que ha demostrado frenar durante más tiempo el crecimiento del tumor.
Los autores del estudio, entre ellos el investigador español José Baselga, del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York, destacaron que el medicamento actúa sobre una alteración genética frecuente en el cáncer de mama, la mutación del gen PIK3CA.
El estudio ha probado con éxito la eficacia de bloquear la proteína PI3K y se ha visto que, en los pacientes que la tienen mutada, el bloqueo que consigue el fármaco permite optimizar el tratamiento de la hormonoterapia y mejorar el control de la enfermedad en un 30 por ciento.
Prolongar el uso de la quimioterapia bajo ciertas condiciones puede incrementar la tasa de supervivencia en los pacientes infantiles con rabdomiosarcoma (un cáncer raro del tejido muscular).
Los expertos destacaron que este ensayo supone el primer avance de tratamiento en 30 años que se da en este tipo de cáncer, cuyos pacientes tienen un alto riesgo de recurrencia.
La nueva estrategia, fruto de un ensayo clínico aleatorizado de fase III, apunta que aumentar seis meses la quimioterapia de mantenimiento con dosis bajas después del tratamiento inicial en niños con rabdomiosarcoma puede incrementar la tasa de supervivencia general en cinco años.
“Al mantener la presión sobre este cáncer durante más tiempo con la terapia de mantenimiento, estamos otorgando a los pacientes dos victorias: aumentar las tasas de curación al prevenir las recaídas y hacerlo con pocos efectos secundarios graves”, dijo el experto de ASCO Warren Chow.
Los niños que han padecido este tipo de cáncer y que están vivos cinco años después se consideran curados, ya que la recurrencia del tumor a partir de ese momento es muy rara.
Los expertos también conocieron una terapia para pacientes con cáncer de vejiga metastásico que presentan alteraciones genéticas y que no han respondido al tratamiento tradicional con quimioterapia, la cual ha demostrado que disminuye el tamaño del tumor y aumenta la supervivencia.
Los resultados de un estudio fase II de los laboratorios Janssen, señalan que Erdafitinib (una pastilla que se administra una vez al día) demostró respuestas duraderas de los pacientes que presentan la alteración FGFR, un 20 % del total de afectados.
En un 40 % de los casos el tamaño del tumor disminuyó (la señal más inmediata de medir la eficacia del tratamiento), frente a la inmunoterapia, cuya tasa de respuesta está entre un 15 y un 20 %.