El fenómeno del narcotráfico ha trascendido las fronteras de la ilegalidad para infiltrarse en la esfera política de muchos países, y la República Dominicana no es la excepción. En los últimos años, hemos sido testigos de cómo el narcotráfico ha tenido un papel protagónico en campañas que buscan desestabilizar al gobierno y debilitar las instituciones democráticas. Este fenómeno no solo representa una amenaza a la seguridad del país, sino que también desafía los valores de la sociedad dominicana.
El tráfico de drogas, que a menudo se asocia con la violencia y el crimen organizado, ha encontrado en la política un campo fértil para el desarrollo de sus intereses. Grupos narcotraficantes han comenzado a financiar campañas políticas, utilizando estas plataformas para fomentar la corrupción y la impunidad. Esta situación se traduce en un ciclo vicioso que perpetúa la pobreza, el miedo y la desconfianza en las instituciones.
Uno de los métodos más preocupantes es el uso de campañas de desprestigio en contra del gobierno. Estas campañas, muchas veces orquestadas desde las sombras del narcotráfico, buscan erosionar la credibilidad de las autoridades y generar un ambiente propicio para la crítica constante. En lugar de centrarse en propuestas constructivas y en la búsqueda del bienestar social, se invierte en socavar moralmente a aquellos que se atreven a desafiar la narrativa del crimen organizado.
Además, el narcotráfico se beneficia de la polarización política, al aprovechar las divisiones existentes en la sociedad dominicana. En momentos en que el país enfrenta retos significativos, como la pobreza y la desigualdad, estos grupos se presentan como “solucionadores” de problemas, comprando lealtades y sembrando confusión. Esta estrategia no solo alimenta el caos, sino que también desdibuja las fronteras entre lo legal y lo ilegal, dificultando aún más la lucha contra el crimen organizado.
Es imperativo que la sociedad dominicana tome conciencia de esta situación y exija a sus líderes políticas y sociales que actúen con responsabilidad. Las autoridades deben trabajar incansablemente para desmantelar estas redes de narcotráfico que amenazan la estabilidad del país. La transparencia, la participación ciudadana y el fortalecimiento de las instituciones son fundamentales para contrarrestar el avance de estas fuerzas oscuras.
Como sociedad, no podemos permitir que el narcotráfico defina nuestra realidad política. Debemos comprometernos a luchar por un futuro donde la justicia y la democracia prevalezcan, y donde el gobierno sirva realmente a los intereses de los ciudadanos. La participación activa y consciente de los dominicanos es crucial en este camino hacia un país más justo y seguro.
Es hora de que unamos nuestras voces y rechazemos el narcotráfico en todas sus formas. En este esfuerzo, la responsabilidad recaerá no solo en las autoridades, sino también en nosotros, los ciudadanos. Solo así podremos construir un futuro donde la política sea un campo destinado al servicio público y no un terreno fértil para la delincuencia.
Víctor Hugo Senise es autor y analista político, especializado en temas de seguridad y gobernanza en la República Dominicana.