Elon Musk dijo el jueves en Twitter que está comprando la red social porque es “importante para el futuro de la civilización tener una plaza pública en línea donde una gran variedad de opiniones puedan debatirse de manera saludable, sin recurrir a la violencia”.
“Dicho esto, Twitter obviamente no puede ser un lugar infernal abierto a todos, donde pueda decirse todo sin consecuencias”, señaló también el magnate en un mensaje enviado a los anunciantes un día antes de la fecha límite para la operación de compra, determinada por la justicia.
Musk aún no concluye oficialmente la compra de Twitter pero varias señales muestran que la operación está finalmente en curso.
El fundador de Tesla y SpaceX concurrió a la sede de la empresa el miércoles y en su perfil de Twitter, una red de la que es asiduo usuario, se presenta ahora como “Chief Twit”, una ironía ya que “twit” quiere decir “cretino” en inglés.
Según The Wall Street Journal, los bancos que financian la operación comenzaron a liberar el dinero.
Además, el New York Stock Exchange, la bolsa donde cotiza Twitter, indicó que la acción de la plataforma sería suspendida de las transacciones el viernes antes de la apertura de la sesión.
Musk asegura a los anunciantes que no busca “hacer dinero” con esta compra sino “tratar de ayudar a la humanidad”.
“Además de respetar las leyes, nuestra plataforma debe ser acogedora para todos”, sostuvo.
En términos empresariales, Musk sostiene que es esencial para la empresa mostrar publicidades que correspondan a las “necesidades” de los internautas.
Idas y venidas
Twitter y Musk firmaron un contrato a fines de abril para que el millonario se hiciera de la red del pájaro azul. Pero luego, Musk unilateralmente quiso abandonar el acuerdo en julio.
Musk bombardeó a Twitter con críticas antes y luego de la firma del convenio, acusándola en particular de censurar a los usuarios y no luchar lo suficiente contra los spams y cuentas falsas.
El multimillonario fundador de Tesla justificó su marcha atrás sobre el pacto de compra, afirmando que la proporción de cuentas automatizadas en la red social era ampliamente superior al 5% que la empresa declaraba.
La empresa lanzó una querella judicial para forzarlo a honrar su compromiso, y parecía que tenía chances de ganar en una corte.
Luego, cuando se acercaba la fecha del juicio, Musk decidió seguir adelante con la compra al precio pactado en abril, de 44.000 millones de dólares.
El acuerdo de abril fue recibido con recelo por sectores más a la izquierda y alegría por sectores a la derecha del espectro político estadounidense, por la idea de que Musk podría flexibilizar las reglas y la moderación de contenidos.