Santiago, R.D.- Aunque las causas son ignoradas, murió este miércoles el empresario y presidiario Adriano Román, de 84 años en el trayecto del reclusorio de Rafey donde purgaba una condenado de 20 años por haber contrario sicarios para asesinar a su esposa Miguelina Llaverías y de fraguar planes para quitarle la vida al abogado Jordi Veras.
Su cadáver se halla en la morgue del Hospital Regional Universitario José María Cabral y Báez a esperar de practicarle la necropsia de rigor y determinar las causas reales de su deceso.
Permaneció por cerca de 6 meses internado en el Centro Materno Infantil con problemas cardiovasculares y luego retornado a prisión.
Hace poco que el juez de la Ejecución de la Pena del distrito judicial local, doctor Rubén Darío de la Cruz Uceta, le negó una solicitud de prisión domiciliaria, luego de que permaneciera internado seis meses en una clínica privada de esta ciudad.
El 2 de octubre del 2005, Miguelina Llaverías, exesposa de Román fue víctima de un atentado criminal por parte de varios sicarios, pero logró salvarse.
Mientras que el 2 de junio del 2010, el recluso Román contrató varios sicarios para ordenar la eliminación física del comunicador y abogado Jordi Veras, defensor ante la justicia de la señora Llaverías.
Veras resultó con heridas de bala en la cara hicieron perder la visión en uno de sus ojos.
Por ese caso, el difunto Román fue condenado a otros 20 años de prisión, que luego fueron confirmados por varias instancias judiciales.
Fortuna:
En fecha de 17 de noviembre de 2010, sobre el hoy fallecido empresario y convicto Adriano Román, quien cumplía condena por el atentado contra su exesposa Miguelina Llaverías y culpable de conspirar como autor contratista de sicarios para el atentado contra el abogado Jordi Veras y había pedido prisión domiciliaria la que le fue negada por los estamentos judiciales.
Adriano Román Román acumuló un prontuario delictivo estimado en mil 200 millones de peso9s y se le considera capaz de utilizarlos para desatar su ira en contra de cualquiera.
En su récord figuran dos atentados en contra de Llaverías, uno a su hermano Pablo Román, la violación de una menor, cuyo expediente “desapareció” y hacer todo tipo de planes en contubernio con reclusos de la cárcel de Rafey-Santiago y policías activos.
En los últimos 30 años, el empresario Adriano Román ha sido vinculado a una serie de actos delictivos, incluyendo violaciones sexuales, intento de asesinatos y otros hechos.
En 1977, Román fue acusado de torturar y ordenar que su peón violara y mutilara los órganos genitales a Llaverías en una finca de su propiedad ubicada en el municipio Villa González.
Román fue condenado a 20 años de prisión por un intento de asesinato contra Llaverías, quien fue baleada el 2 de octubre de 2005 frente a su residencia por Dámaso Novas Peralta y conducido al reparto Oquet por Fausto Aric Pérez, ambos sentenciados a 30 y 20 años, respectivamente.
Engels Carela Castro, detective contratado por Adriano Román para seguir a su ex-esposa, fue condenado a 20 años.
Llaverías fue representada en el juicio contra su ex esposo por los abogados María Alejandra Veras Pola y Jordi Veras Rodríguez.
A Román, además, se le acusa de intentar asesinar a su hermano Pablo Román, a quien le dio choques eléctricos y le roció el llamado “ácido del diablo”, hecho por el cual cumplió un año de prisión.
También se le atribuye intentar asesinar a un sobrino.
Prendió fuego a una casa porque pretendía que un inquilino que la ocupaba la abandonara, a pesar de que estaba al día con el pago y solicitaba un tiempo para mudarse.
El abogado del inquilino fue reconocido Negro Veras.
Al empresario se le acusa de violar a una menor, pero la fiscal de Santiago, Jenny Berenice Reynoso, dice que del expediente sólo se encontraron informaciones muy escasas, puesto que “desapareció”.
“Es un asesino con una mente extremadamente criminal, perversa y que tiene a su disposición una gran fortuna, que utiliza para pagar por el asesinato de personas, como Miguelina Llaverías y Jordi Veras”, agregó la funcionaria.
Destaca que el modus operandi para cometer el hecho en contra de Llaverías, en el 2005, fue el mismo utilizado el 2 de junio de este año para atentar en contra de Jordi Veras.
El móvil que ha establecido el Ministerio Público es una sentencia condenatoria, puesto que Román fue condenado a una indemnización de RD$5 millones, pero Veras solicitó por la vía civil una condena solidaria de 25 millones porque él era el único solvente.
A raíz de esa ganancia de causa, el abogado trabó un embargo retentivo de bienes por la suma de 50 millones y la oposición a una libertad condicional a favor del imputado.
La Fiscal dijo que los abogados de Román trataron de llegar a un acuerdo con Llaverías, a lo cual se opuso Veras, porque la vida de la mujer correría peligro, en caso de que saliera en libertad. La situación provocó que Román se molestara y orquestara el plan desde su celda.
Una cuestión de honor para Negro Veras.
El doctor Ramón Antonio (Negro) Veras, en una emotiva intervención para agradecer las gestiones de las autoridades del Ministerio Público y la Policía Nacional, fustigó con acritud a un sector de la prensa que, a su juicio, ofreció informaciones interesadas para desviar el curso de la investigación y dañar el buen nombre de su familia.
“No puedo dejar de expresar mi indignación, mi desprecio hacia aquellos que en forma miserable e infame sacaron de lo más profundo de sus intestinos para hacer rodar por su garganta, y mover su lengua venenosa, todas clases de maquinaciones con relación a los móviles de la tentativa de crimen contra Jordi, y así herir a éste, ensuciar mi nombre y el de toda mi familia, además de confundir a la opinión pública, contaminar la investigación y favorecer a los autores materiales e intelectuales de la acción criminal”, dijo Negro Veras.
En una parte de su intervención, Veras se quejó amargamente de la forma alegre como algunos medios daban riendas sueltas a toda suerte de conjeturas insidiosas sobre el móvil del intento de asesinato.
Pese a que no mencionó a ningún medio ni periodista en particular, Negro Veras dio a entender que una emisora transmitía por encargo.
Hubo casos en que hasta llamadas al aire se “sacaban” para que la gente diera su versión.