México, que celebra mañana el día del padre, está cada vez más abierto a nuevos roles de paternidad, pero el machismo, la brecha salarial y la falta de políticas frenan su desarrollo, explicó a Efe el co-autor del Informe del Estado de la Paternidad en América Latina y Caribe 2017, Francisco Aguayo.
Aguayo, co-autor del informe realizado por Promundo, IPPF, Cultura Salud/EME, MenEngage América Latina y Mexfam, señaló que los hombres debaten cada vez más su rol en la crianza, pero en la práctica participan mucho menos en las tareas del hogar y del cuidado de los hijos.
“América Latina está bien lejos de alcanzar la corresponsabilidad en las términos de crianza”, precisó Aguayo, quien remarcó que en México las mujeres ejercen las tareas del cuidado y del hogar 2,8 veces más que los hombres.
La participación del padre en actividades que promueven el aprendizaje y la preparación para la escuela en cuatro o más actividades fue de sólo 14 % comparado con el 62 % de las madres, según la encuesta nacional niños, niñas y mujeres 2016.
“El machismo latinoamericano se resiste a cambiar ese orden. En América Latina, la mitad de las mujeres en las familias se quedan en casa a cuidar el hogar y a los hijos. Solo un 3% de los hombres han dejado el trabajo para cuidar a alguien en casa”, precisó Aguayo.
El representante de Unicef en México, Christian Skoog, señaló a Efe que es necesario “equilibrar las responsabilidades y romper las tradiciones de género y culturales”, ya que fomentar estos estereotipos impiden que estas sociedades adquieran “equilibro que necesitan para crecer culturalmente, socialmente, económicamente”.
Según un estudio del Instituto de Investigaciones Sociales, el 0,6 % familias son cónyuges del mismo sexo, de las cuales 3 cuartas partes están formadas por parejas hombres.
Aguayo resaltó que un 10 % de las familias están a cargo de un padre, como es el caso de Salvador Sánchez, nacido en el norteño estado de Durango en 1984 y que vive en Ciudad de México con su hija Paloma de 14 años, desde que su mujer se desentendió de ella cuando la niña tenía tres años.
“Los 10 de mayo no le gustaba ir a la escuela. La sacaba a pasear porque tampoco le gustaba estar en casa, se aislaba”, relató Sánchez, quien aseguró que cuando su mujer los abandonó no quiso dejarse vencer por la pena, por lo que trabajó muy duro para conseguir mantener a su hija.
Paloma, explicó Salvador, ahora está en una fase más rebelde y está pasando “por cambios hormonales”, pero cuenta con el apoyo de su madre y de su hermana para resolver esos obstáculos que sólo le cuesta enfrentar.
Salvador, que ejerce como mecánico automotriz y colabora en el taller de su tío para ganar recursos extra para mantener a su familia, aseguró que ha hecho “todo lo posible para dar un buen ejemplo a la niña”.
Otro padre soltero es Joel Cruz, quien tiene un hijo de seis años, Yael, que consiguió a través de una mujer que estaba embarazada y, como no quería el bebé, lo iba a regalar, a lo que Cruz reaccionó y le dijo a la mujer que él se lo quería quedar.
“Desde que estaba de 20 años yo deseaba ser padre pero nunca casarme ni tener una familia con una mujer por mis preferencias sexuales”, explicó Cruz a Efe, quien estuvo durante todo el proceso del embarazo y que, una vez nació el hijo, ella le concedió todos los derechos.
Joel, que trabaja en un banco, se levanta temprano, le prepara la comida a Yael, lo lleva la escuela donde una de sus primas es maestra, la cual después lo devuelve a su casa, donde su abuela se ocupa de él hasta que el padre llega del trabajo.
Explicó que ni él ni su hijo han sufrido discriminación y que pese a que ya no tenga contacto con la madre biológica, afirmó que en el caso de que Yael tenga dudas más adelante él le responderá sin ningún problema.
La académica del Departamento de Psicología de la Ibero Angélica Ojeda reveló a Efe que las parejas homosexuales también deciden organizarse bajo roles predeterminados. Un caso ejemplificaría este fenómeno son Pablo Zuñiga y su marido Sergio, quien consiguieron a su hija Ana, quien ya tiene seis meses.
Juan reveló a Efe que Sergio dejó su trabajo y que ahora se dedica “al 100 %” a cuidar a su hija, mientras que él trae el dinero a casa y en la noche y los fines de semana se encarga de cuidarla.
La pareja, que vive en Puebla, quería Ana tuviera genes de ambos, así que contrataron a dos madres subrogadas e inseminaron cuatro embriones, de los que solo salió fecundado uno, del cual han preferido no saber qué genes tiene ya que quieren sentir que el hijo es de ambos.
Explicó que no han sufrido ninguna discriminación al ser padres homosexuales, pero resaltó que le inquieta cuando tengan que escribir a Ana en la escuela, aunque recordó que “lo importante es el apoyo de la familia”.