Naciones Unidas recuerda que más de más de 45.000 personas han muerto o acabado mutiladas desde el final de la invasión soviética en 1989.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) estima que más de 500 niños afganos resultaron muertos o gravemente heridos en 2004 por munición abandonada en el país centroasiático, según una estimación publicada en su cuenta de la red social X.
Los restos explosivos de guerra siguen siendo uno de los peligros más importantes para los niños en Afganistán, y a menudo se cobran vidas o causan discapacidades permanentes.
Según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), los restos explosivos de guerra matan o hieren a unas 110 personas en Afganistán cada mes. En 2023, los niños representaron el 89 por ciento de estas víctimas.
Desde 1989, más de 45.000 personas en Afganistán han muerto o resultado heridas por minas terrestres, municiones sin detonar y otros restos de guerra, informó la OCHA.
A pesar de los esfuerzos por abordar la crisis, las operaciones de limpieza de minas y eliminación de restos explosivos de guerra en Afganistán se ven obstaculizadas por importantes déficits de financiación.
El Servicio de las Naciones Unidas de Actividades Relativas a las Minas (UNMAS) ha advertido de que la falta de recursos ha puesto en peligro la seguridad de 3,4 millones de personas, a lo largo de todo el año pasado.
El pasado 12 de noviembre, la organización de desminado HALO Trust anunció que más de 65 kilómetros cuadrados de tierra en 26 provincias afganas siguen contaminados con artefactos explosivos improvisados. La organización identificó a Afganistán como uno de los cuatro países del mundo más contaminados por las minas antipersona.