La mayor reforma fiscal en la historia de la India entró hoy en vigor entre protestas de los comerciantes y críticas de la oposición, mientras establecimientos y vendedores comienzan a adaptar sus precios al nuevo impuesto.
La India se acostó anoche con un impuesto indirecto común para sus 29 estados y 7 territorios de la unión, que entró en vigor a la medianoche, y amaneció con miles de comercios cerrados en la única región que aún no ha aprobado la estructura para su implementación, la norteña Cachemira.
Mientras el Gobierno cachemir espera cerrar un acuerdo con Nueva Delhi este misma semana, los comerciantes de la región se mantienen firmes contra el Impuesto de Bienes y Servicios (GST), como mostraron hoy al secundar en masa una huelga convocada por la Federación de Comerciantes y Fabricantes de Cachemira (KTMF).
El vicepresidente de la organización, Ahmad Bhat, dijo a Efe que prácticamente el “cien por ciento” de los comercios, fábricas y restaurantes cerraron sus puertas contra una medida que, consideran, afectará al “estatus especial” de autonomía que la Constitución confiere a este estado.
Además, la organización denuncia que “ahora este impuesto irá directamente a Delhi” en vez de a las arcas cachemires y los comerciantes tendrán que pagar impuestos de hasta un 28 %, frente al 13,5 % máximo que venían pagando.
El GST, obligatorio para las compañías con una facturación superior a los 30.000 dólares, sustituye a 17 impuestos estatales y centrales que quedan reducidos a uno con cinco tramos de entre el cero y el 28 % dependiendo del tipo de producto y servicio del que se trate.
“La economía del estado de Jammu y Cachemira caerá a causa de la implementación del GST”, advirtió Bhat.
En el resto del país, los establecimientos han comenzado a adaptar sus precios al nuevo sistema y son muchos los restaurantes que ya han sustituido en sus cuentas la típica marabunta de tasas por dos únicos impuestos, uno dictado por Nueva Delhi y otro por el Gobierno regional.
Oficinas fiscales y departamentos gubernamentales de todo el país celebraron hoy con actos de todo tipo la entra en vigor de un impuesto único que afectará a de 1.200 artículos y alrededor de 500 servicios, haciendo alarde de una reforma “histórica”.
El primer ministro indio, Narendra Modi, dijo anoche durante el lanzamiento del GST que el nuevo sistema ayudará a acabar con el dinero negro y la corrupción, beneficiará a los más pobres y facilitará la integración económica de los estados.
El Gobierno pretende matar varios pájaros de un tiro con el GST: por una parte la digitalización del sistema, en el que no se interactúa físicamente con ningún funcionario, permitirá luchar contra el abuso y la corrupción.
Por la otra, el beneficio de crédito en el pago a proveedores impulsará a actores del sector informal a legalizarse, por lo que, aunque el tránsito busca ser neutro en términos de recaudación, todo el mundo da por hecho que los ingresos fiscales aumentarán por el incremento de la base tributaria.
Sin embargo, el principal partido de la oposición, el Partido del Congreso, de la dinastía Nehru-Gandhi, continúa hoy con su campaña de desacreditación de la reforma tras boicotear anoche la sesión parlamentaria especial con la que se marcó su puesta en marcha.
El líder del Congreso y exministro de Finanzas P. Chidambaram consideró en rueda de prensa en su oficina de Tamil Nadu (sur) que los impuestos máximos no deberían superar el 18 %, frente al 28 % implementado, y advirtió de que el nuevo sistema provocará un aumento de la inflación.
Además, mantuvo, será un “gran” golpe para las pymes, que no están preparadas para adaptarse a la reforma.
Este fue también uno de los principales motivos por los que la Asociación de Comercio de la Industria India (BUVM), con 17.000 asociaciones y pymes afiliadas, lanzó ayer una huelga comercial en todo el país.
Otras asociaciones comerciales y sectoriales han convocado huelgas contra el GST en diferentes puntos del país para los próximos días.