Aunque en 2015 aseguró que abandonaba los estudios de grabación, el infatigable Julio Iglesias presenta el disco “México & Amigos”, que supone la vuelta al mercado del músico hispanohablante que más copias ha vendido en todo el mundo, coincidiendo con un momento histórico para las canciones en español.
“Yo no me veo haciendo reguetón, pero esta semana precisamente escuché ‘Despacito’ de Luis Fonsi y me encantó. Me recordó mucho a lo que había inventado mi hijo Enrique”, señala esta leyenda en una entrevista con Efe, solo unos días después de que aquel se convirtiera en el primer tema latino y en castellano que corona la lista global de Spotify.
Él, que apuntaló los cimientos de la industria mundial de la música en español mucho antes de que nadie pudiera atisbar qué sería eso de escuchar audio en “streaming”, regresa a los 73 años y a punto de cumplir 50 de carrera con un nuevo trabajo, tras anunciar en 2015 que no lanzaría más discos de estudio.
“Las emociones en las conferencias de prensa surgen de manera muy espontánea y luego te das cuenta del error. Yo no entiendo mi vida sin el estudio de grabación”, se retracta después de retomar el repertorio del previo “México” (2015), esta vez rodeado de grandes amigos y artistas como Juan Luis Guerra, Plácido Domingo, Joaquín Sabina, Pablo Alborán, Omara Portuondo, Andrés Calamaro o Thalía.
Para sus compañeros de viaje en este homenaje al cancionero de ese país norteamericano (que repasa clásicos como “Se me olvidó otra vez” o “Usted”) solo tiene buenas palabras (“han puesto su alma al cantar y lo han hecho mucho mejor que yo”, afirma), igual que para la tierra del maestro José Alfredo Jiménez o de Juan Gabriel, que le ha proporcionado el material.
“Es el país que más he conocido. Es un país grande, donde empiezan a cantar en Tijuana y acaban en Tapachula. Los años 50 y 60 de México son años para la música hispana imborrables”, explica.
Entre los temas, no obstante, se cuela un tema con sello español, “Y nos dieron las diez”, de Joaquín Sabina, junto al que trenza su primer dueto juntos.
“Hablé con él media hora por teléfono para darle las gracias. Fue una conversación histórica que a mí me llenó el alma. Además de un artista descomunal es un grandísimo hombre”, destaca.
También hay talentos jóvenes, como Mario Domm o Pablo Alborán, un intérprete con el que se identifica por ser “de dentro para fuera”, no tanto de grandes voces, “como de grandes emociones”, y al que no duda en señalar como “uno de los cinco grandes artistas que tiene no ya la música española, sino la hispana”.
Hablar de México supone hablar además de un país de emigrantes y en su defensa salió durante la pasada campaña electoral de EE.UU., cuando calificó al entonces candidato Donald Trump de “payaso” y prometió que no volvería a actuar en ninguno de sus casinos.
“Ahora es presidente. La impresión que tengo del Trump del principio es la de un hombre irascible, cerca de un comediante. Hoy le daría un poco más de tiempo para ver si es capaz de remediar todas las tonterías que dijo en su campaña”, dice antes de apostillar que cree que “sigue siendo el mismo hombre complicado”.
Sentado frente a la cámara luciendo el tono tostado al que solo él parece proclive, Iglesias asegura que se encuentra “perfecto de salud” y recuperado tanto de la operación de espalda por la que fue intervenido en 2015 como de la ciática que a principios de 2016 le obligó a posponer algunos “shows”.
“Cuando nos despertamos los que tenemos más de 30 años, siempre nos duele algo. La ciática ahora solo un poco de vez en cuando si hago ejercicios un poco raros, pero estoy perfecto”, insiste.
Anuncia, de hecho, que en 2018 estudia realizar “sobre todo por España” una gran gira de conciertos para “dar las gracias” a la gente “por tantas cosas” que le han dado al cumplirse sus 50 años de carrera musical.
Iglesias, quien afirmó que de los escenarios tendría que apartarle el público o la vida, reconoce, eso sí, “que salir al escenario con 70 años es como salir a jugar un partido de fútbol con 50”.
“Si tuviera la oportunidad de llegar a los 92 años como Charles Aznavour sería una maravilla, pero él es un hombre enjuto, sólido y fuerte y yo soy más Quijote, más larguirucho y seguramente más débil”, opina este músico al que se estiman ventas superiores a los 350 millones de copias de más de 80 discos.