El pasado 25 de noviembre, el mundo reaccionó acongojado por la noticia sobre el fallecimiento a la edad de 90 años, del líder cubano, Fidel Castro Ruz, el comandante de la revolución del 1 de enero del 1959, que provocó la caída del dictador Fulgencio Batista, e inició el camino hacia la búsqueda de su propio designio como gobernante de esa nación.
Ha muerto Fidel!
Ha muerto el comandante de la revolución; ha muerto el mayor estratega político del siglo XX, que condujo al régimen más combativo y solidario de América Latina, por los senderos inhóspitos del bloqueo y la segregación, ante un sistema que se confabuló en su contra, arrastrando consigo la animadversión de todo un universo capitalista que intentó ahogarlo junto con el pueblo que durante su existencia lo veneró.
De Fidel Castro, podemos decir tantas cosas que serían inimaginable las cantidades de libros que se pudieran escribir para la posteridad sobre su accionar como político y gobernante, cuya impronta traspasa todas las barreras existentes de este complicado mundo.
Un coloso que, pese a las adversidades, supo defender con arrojo todo aquello en lo que creyó durante su fructífera existencia, y pese a sus 90 años, supo mantener la lucidez y coherencia que lo catapultaron como el político más fino y exitoso del pasado siglo.
Fidel Castro, condujo una nación bloqueada por EEUU, por las grandes universidades, por los grandes centros del saber científico, por la sociedad web, por la FAO, por la UNESCO, por el Banco Mundial, por el Fondo Monetario Internacional. Y aun así, Cuba, sobrevivió.
Cuba, recibió una embestida salvaje, no obstante, a pesar de ese rudo y despiadado apartamiento del resto del mundo, la patria de José Martí, ha logrado exhibir el mejor sistema educativo y sanitario de toda América Latina. Aun siendo así, Cuba, no le debe un centavo al BID. En cuba, se mantienen intactos los yacimientos mineros de de oro, de plata, de ferroníquel. A Cuba, no pueden entrar las famosas compañías fantasmas que saquean las riquezas naturales del resto de los pueblos de la región.
En cuba, existe uno de los mejores índices de masa boscosa del mundo.
Aun cuando, en Cuba, no hay vehículos lujosos, su sistema de transporte público de pasajeros supera a los de cualquier país de la región.
El pueblo cubano, es uno de los más solidarios en cuanto a asistencia médica se refiere, formando en sus universidades a más de 80,000 médicos de otros países de manera gratuita.
En deportes, los cubanos son un ejemplo para el mundo.
En educación, cuba, registra una tasa de analfabetismo por debajo del 1%, de la población con edad de leer y escribir.
En fin, Cuba, es un ejemplo de persistencia y dignidad para el resto de los países del mundo, y Fidel Castro, fue el gran artífice de esa realidad.
Fidel, fue un hombre de sólidos principios que murió sin doblegarse; sin mancharse; sin tenerle miedo a quien todos le tienen miedo; murió siendo revolucionario y socialista. Fidel, murió siendo rebelde. Fidel, murió siendo un guerrero incansable, un batallador, un grande entre los grandes y un humilde pequeño entre los más desvalidos y pequeños.
Con Fidel, murió el hombre, pero su legado nunca morirá. Su legado será inmortal como lo fue su impronta.
Murió Fidel Castro, el hombre más grande de América.
Su lucha y su triunfo en la Sierra Maestra, hizo que se mirara para este lado del mundo ignorado. Gloria eterna para el Comandante, símbolo de la lucha y la redención de los pueblos pobres del mundo.
Escrito por:
Fitzgerald Tejada Martínez