“Ninguna medida preventiva es 100% efectiva para prevenir infecciones, pero practicar todas ellas de manera conjunta puede reducir las posibilidades de propagar la infección”.
Subdirector de la OPS, Jarbas Barbosa 2020.
Las reflexiones que escribiré no son verdades absolutas, pero están en la ola de la realidad que he percibido en esos últimos 20 años de este “Socialismo” del siglo XXI y más recientemente desde que empezó esta pandemia de la COVID-19.
Al mezclar esta interrogante a manera de pregunta con las palabras “máscara” y “mascarilla” me referiré a que es el momento de quitarles la máscara a muchos politiqueros, políticos y gobernantes de turno en las próximas elecciones y elegir a los menos malos y confiables en varios países de Suramérica y sobre todo en la Venezuela del engaño y de la desconfianza en algunas de sus autoridades gobernantes, políticos actuales oficialistas y opositores, para no referirme a los “alacranes”, vendidos, oportunistas y mafiosos. Donde se mezclan gran cantidad de personajes de la vida pública y privada, incluyendo enchufados, militares activos y retirados.
Con esta declaración revelo mi acuerdo en “confiar” por los menos malos de las autoridades del CNE actuales y en el deseo de ir a votar en las próximas elecciones, eso sí, siempre con” mi duda y pensamiento” en relación a este tema de las elecciones en Venezuela, pero es lo que queda “por ahora” en esta “democracia” no representativa ni protagónica. El engaño al pueblo ha sido por largo tiempo y mucho antes del “comandante eterno”. Solo que desde hace 6 años todo a empeorado, y ni la bomba “H” de la hiperinflación, ni la “olla” de presión, ni el estallido social a explotado. Es por eso que es la hora “DE QUITARLES LA MÂSCARA COMPLETA A LOS ACTORES DE ESTOS ENGAÑOS” y ver quiénes son realmente. Se les perdió la confianza, a si de sencillo compañeros, conocidos, lectores o camaradas.
Refiriéndome a los más importante y prioritario en estos momentos en muchos países es la situación de la pandemia actual, la salud, el trabajo, el salario, la pobreza y la calidad de vida del unos pueblos empobrecidos, con violencia y a la deriva de la incertidumbre. De estos puntos solo tocare lo de la “mascarilla” facial y su relación a la salud que forma parte del título de este artículo.
Las autoridades sanitarias del CDC de los EE.UU recientemente han escrito que ya se pueden quitar las mascarillas en algunos lugares. La realidad de los EE.UU es diferente a la de muchos países y por eso, personalmente no estoy de acuerdo en seguir estas recomendaciones que pueden confundir a muchos ciudadanos y ser muy peligroso en su salud. En Venezuela falta mucho por hacer y por vacunar, para no entrar en infinidad de detalles, situaciones y variables interminables de escribir y resolver.
“Por ahora” se debe usar siempre la mascarilla en esta pandemia y por un tiempo prolongado, vacunado o no; preferiblemente puede ser de tela y que debería tener tres capas (capa interna con tejido absorbente como el algodón, capa media con tejido de polipropileno y capa externa absorbente de poliéster o una mezcla con este material), también se puede usar otras de diferentes materiales, y lo más importante es que no se debe dejar espacio para entrada de aire a los lados de la cara, la barbilla o los pómulos; debe cubrir bien boca y nariz, además de las medidas de mantenerla limpia, lavarse las manos y mantener el distanciamiento es la mejor forma de prevenir el ingreso del virus a nuestro cuerpo. Si se usa la careta plástica facial para proteger los ojos, se debe usar también la mascarilla que tape boca y nariz por los aerosoles en el aire ambiental.
Finalmente es decisión de los ciudadanos y del lector “Quitarle la máscara a los que nos engañan y usar la mascarilla para protección personal y de los demás”.
Si deciden ir a votar vayan con seguridad y protegidos con su mascarilla y si hay que quitar máscaras quítenlas sin miedo desde ahora; pero lo prioritario es luchar por nuestros derechos: Salud, Educación, alimentación, calidad de vida para todos, LIBERTAD DE EXPRESIÔN Y LIBRE DE PENSAMIENTO.
Rubén Lopera