El presidente de China, Xi Jinping, ha anunciado la erradicación de la pobreza extrema en el gigante asiático, un “milagro” que ha atribuido en gran medida a sus ocho años de gestión y con el que aspira a reivindicarse antes de que concluya su segundo mandato.
Durante una ceremonia en Pekín, Xi ha explicado que el país ha invertido casi 1,6 billones de yuanes (más de 200.000 millones de euros) en medidas para erradicar la pobreza durante los últimos ocho años. En este tiempo, cada año más de diez millones de personas han salido de la zona vulnerable, lo que se ha traducido en un alivio definitivo para casi 99 millones de personas que viven en zonas rurales.
Xi ha asegurado también que, desde que China lanzó su proceso de reformas hace más de cuatro décadas, unos 770 millones de ciudadanos han dejado de ser pobres, si bien ha advertido de que superar un cierto umbral de renta “no es la línea de meta, sino el punto de inicio de una nueva vida”.
El mandatario ha reivindicado que China ha hecho historia con estos hitos, hasta el punto de servir de “ejemplo” para otros países y de haber logrado “grandes contribuciones al alivio de la pobreza a nivel global”, según recogen los medios oficiales.
Las autoridades elevaron en 2020 a 4.000 yuanes (507 euros) al año la línea que marca el umbral de la pobreza, lejos ya de los 2.625 que establecía en 2012. Aunque supera el ratio fijado por el Banco Mundial, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) prefiere considerar pobre a todo aquel que viva con la mitad de ingresos que la media, lo que en el caso de las zonas rurales chinas supondría 7.500 yuanes (952 euros), según la agencia Bloomberg.
El acto organizado este jueves en el Gran Salón del Pueblo de Pekín, que ha incluido reconocimientos a las personas implicadas en la campaña contra la pobreza y ha sido transmitido para todo el país, recuerda al que ya se organizó en septiembre de 2020, cuando China cantó victoria contra la pandemia de 2020.
Xi se reivindica con este tipo de gestos como el líder que necesita China, en un momento clave porque en 2022 expira su segundo mandato como presidente. Pocos dudan a estas alturas de que no quiera aspirar a un tercero, algo a lo que tiene derecho desde que se modificó en 2018 la Constitución.
