La nefasta mañana del 4 de mayo de 1996 fue dolorosa para la sociedad dominicana.
Y es que justo ese día se descubrió uno de los crímenes más horrendos de la historia reciente del país: un niño de 12 años fue asesinado de 34 puñaladas esparcidas por su pequeño cuerpo de tez blanca.
El homicida: su único primo hermano, y quien era tenido como su hermano.
No hay siquiera que escribir el nombre de la víctima para saber que se trata del asesinato de José Rafael Llenas Aybar, caso que conmocionó a nivel nacional e internacional por la monstruosidad del crimen.
Todo empezó el viernes 3 de mayo de 1996, cuando el pequeño llamó a su madre, Irma Llenas, y le pidió permiso para compartir con unos amiguitos.
Relato
Luego el menor le dijo a su verdugo, Mario José Redondo Llenas, que lo llevara a la Plaza Bolera y él aceptó, pero no lo llevó a ese lugar, sino a la casa de su cómplice Juan Manuel Moliné Rodríguez.
De allí salieron en el carro de Moliné Rodríguez a dar vueltas sin rumbo aparente. Durante el viaje, el niño comenzó a ponerse nervioso, por lo que sus captores lo amarraron de pies y manos y lo colocaron en el baúl del Honda Accord, color verde plateado, placa AC-5830.
Siguieron corriendo, como si nada pasaba, pero de camino los frenos del carro se dañaron. En ese momento, ambos criminales se pusieron nerviosos.
Decidieron que no podían continuar y se detuvieron cerca del arroyo Lebrón, en las proximidades del kilómetro 24 de la autopista Duarte.
Redondo Llenas y Moliné Rodríguez se desmontaron del carro y empezaron a discutir qué harían con el pequeño José Rafael. El primo de la víctima decía que no podía llevarlo a su casa otra vez porque, aunque el niño había prometido no decir nada, sus raptores temían que los denunciara.
Sin piedad
Redondo Llenas le preguntó a Moliné Rodríguez si se atrevía a matarlo, a lo que éste último dudó, de acuerdo al interrogatorio de la Policía. Antes de cometer el crimen llamó a la mamá de la víctima para decirle que dejó al niño en la Bolera, a lo que ella respondió que estaba bien, que lo pasaría a buscar más tarde.
Luego Redondo Llenas le dijo a su cómplice: “Tú te vas a parar al lado de mí y verás esta vaina”. Abrió el baúl del carro y como si fuera un “animal”, el verdugo empezó apuñalar a su primo sin ninguna contemplación.
“Él lo apuñaló en la espalda muchas veces, en repetidas ocasiones y después le clavó la punta del cuchillo en la nuca y después le cortó la yugular, mientras el niño no decía nada”, narró Moliné Rodríguez durante el interrogatorio y durante el juicio.
Luego de cometer el homicidio, Mario José, fingiendo preocupación por la alegada desaparición de su primo, “ayudó” a los padres del niño a buscarlo.
Al siguiente día unos campesinos encontraron el cadáver envuelto en cinta adhesiva, con las manos y pies atados, tirado en el arroyo Lebrón, en las proximidades del kilómetro 24 de la autopista Duarte, y avisaron a la Policía.
Ambos homicidas, fríamente y sin ningún remordimiento de conciencia, asistieron a la funeraria a acompañar a los padres del menor en su dolor.
Redondo Llenas y Moliné Rodríguez pensaron que habían cometido el crimen perfecto, pero no fue así.
Un papelito que agarró el pequeño convulsivamente en su mano mientras estuvo en el baúl del carro fue la pista que llevó a los agentes policiales al esclarecimiento del asesinato, ocurrió alrededor de las 6:30 de la tarde del viernes 3 de mayo.
Los investigadores policiales encontraron en los alrededores de donde estaba el cadáver del menor un papelito con un número telefónico.
Este resultó ser el número de teléfono de la novia de Juan Manuel Moliné Rodríguez, quien para ese entonces tenía, al igual que Redondo Llenas, 19 años.
Cuando llegaron a donde Kimberly Caldas Giraldez pudieron dar con los autores del asesinato.
Frialdad…
Ambos jóvenes fueron apresados el domingo 5, y con mucha tranquilidad y sin mostrar ningún signo de arrepentimiento, confesaron ante los miembros de la prensa cómo cometieron el hecho.
Moliné Rodríguez alegaba que fue contratado por su amigo para secuestrar al pequeño de 12 años para luego pedir 10 millones de pesos como rescate.
Al inicio del proceso judicial también fueron implicados dos miembros de una familia de diplomáticos argentinos, Luis Ángel Palma de la Calzada y Martín Palma Meccia, pero sus nombres fueron desglosados del expediente.
Moliné salió en libertad en el 2016, luego de cumplir la totalidad de su pena.
Texto: Leisy Torres para el periódico EL DIA.