El grupo Walt Disney y la firma 21st Century Fox anunciaron hoy un nuevo principio de acuerdo de fusión que mejora otro pacto anterior y que sale al paso de la oferta presentada la semana pasada por Comcast.
Disney quiere comprar una serie de activos de los que la Fox se quiere desprender, y aunque llevan meses negociando la fusión mediante absorción, Comcast se unió a la puja con una oferta que mejoraba una inicial decidida anteriormente por Disney y Fox.
De acuerdo con los términos de la nueva propuesta, Disney comprará los activos de la Fox valorando cada título en 38 dólares, por encima de los 28 dólares acordados inicialmente en diciembre.
Esa oferta eleva el valor de los activos en juego hasta 71.300 millones de dólares, por encima de los 65.000 millones ofrecidos por Comcast y de los 52.400 millones de la oferta original de diciembre que había sido convenida en principio por Disney y la Fox.
Los activos de los que se quiere desprender la Fox incluyen la compañía de cine 20th Century Fox, que ha producido éxitos como Avatar y X-Men, así como los canales de televisión Nat Geo y participaciones en el proveedor de contenidos de Hulu.
Las condiciones del nuevo pacto permiten a los accionistas de 21st Century Fox elegir entre recibir el valor de sus títulos en efectivo o cambiarlos por acciones de Disney, sujeto a un prorrateo general de la operación de cerca del 50 % en cada opción.
Es decir, la operación implica que Disney desembolsará unos 35.700 millones en efectivo y el resto en nuevos títulos que emitirá para que sean adquiridos por los antiguos accionistas de 21st Century Fox.
La oferta que inicialmente fue aceptada por ambas partes sólo establecía el intercambio de títulos entre Disney y la Fox, mientras que la de Comcast, anunciada el pasado miércoles, era totalmente en efectivo.
Unido a ello, Disney asumirá cerca de 13.800 millones de dólares de deuda de la Fox, lo que eleva toda la transacción a unos 85.100 millones de dólares.
La operación, que fue anunciada antes de la apertura de Wall Street, está aprobada por los consejos de administración de las dos compañías, pero tiene que ser ratificada por los accionistas de ambas empresas y por las autoridades reguladoras.