Los días con altas temperaturas, una ocurrencia cada vez más frecuente según datos oficiales, afectan negativamente el bienestar y la salud de las poblaciones urbanas vulnerables, como minorías, familias de bajos recursos, ancianos y niños, revelan nuevos reportes nacionales y regionales.
Los informes, compilados y publicados en el marco del Año Nacional del Cambio Climático y la Salud, establecido por la Asociación Americana de Salud Pública (APHA), indican que desde Nueva York a Los Ángeles, pasando por Denver, los residentes en vecindarios de bajos recursos se ven severamente afectados por las altas temperaturas, al carecer de las infraestructura que les permitiría sobrellevar esa situación.
“Nuestra gente vive en casas viejas, sin aire acondicionado, y en lugares casi sin parques o árboles. Muchos ni siquiera tienen un carro como para salir de la ciudad o para ir a una piscina pública. Cuando hace calor, ellos lo sienten”, dijo a Efe Maricruz Herrera, una organizadora comunitaria que trabaja con familias pobres en Montbello, vecindario en el noreste de Denver.
“Y la situación se agrava con la gentrificación, porque las casas ahora ocupan espacios verdes y dejan menos lugar para que niños y adultos puedan disfrutar del aire libre. Esto sucede en todos nuestros vecindarios, incluso en las escuelas”, indicó.
Herrera se refirió así a un reporte, publicado este jueves por la organización caritativa The Colorado Trust, que indica que los residentes en las zonas de Denver con alto porcentaje de hispanos o afroamericanos tienen más del 80 % de posibilidades de verse afectados por altas temperaturas.
Ese reporte se basó en el análisis del llamado Mapa de Vulnerabilidad al Calor en Denver, desarrollado a principios de año por el Departamento de Salud Ambiental local.
Ese mapa indica que los doce vecindarios con mayoría de hispanos son los más afectados por el calor, una situación preocupante porque este año Denver ya tuvo 74 días con más de 90º F (32ºC), incluyendo 24 días seguidos con esas temperaturas, ambos récords históricos.
“Corremos un riesgo alto por nuestra salud porque en nuestra área casi no hay parques públicos y los edificios son tan viejos, de la década de 1950, que no tienen aire acondicionado. No sentimos el calor, lo sufrimos”, aseveró Karime Quintana, de la organización Westwood Unidos, en el oeste de Denver.
Los residentes de Westwood están trabajando en un proyecto para crear “infraestructura verde” en esa zona, pero el problema ni se limita a Denver ni es nuevo.
Ya en 2001, California implementó el Programa de Rastreo de Salud Ambiental para monitorear muertes y enfermedades causadas por el calor. Y en 2011 ese estado adoptó el Índice de Vulnerabilidad al Calor que desde entonces se emplea en otros estados, en varias ciudades, e incluso en otros países, incluyendo Chile, China e India.
En Los Ángeles, por ejemplo, las minorías tienen un 50 % más de posibilidades que los blancos de vivir en barrios “altamente vulnerables a cambios climáticos”.
En Fresno, esa cifra llega al 100 %, comparable a lo que sucede en los barrios en el norte de Denver.
Y según un estudio publicado a finales de julio pasado por el Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York, doce vecindarios en Bronx, seis en Brooklyn y la zona de Harlem Central figuran en la lista de “lugares peligrosos en días de calor”.
En un reciente comunicado, APHA expresó que “las poblaciones vulnerables sobrellevan las cargas más pesadas de heridas, enfermedades y muertes relacionadas con cambios climáticos”. Y en Denver, el Departamento de Salud Ambiental municipal, basándose en un documento de agosto pasado de la Oficina de las Naciones Unidas para Reducción de Desastres (UNISDR), pidió que se recuerde que las personas que viven solas, los ancianos, los enfermos y las personas con incapacidades cognitivas son “quienes enfrentan el riesgo más grande en casos de extremo calor”.
Las distintas ciudades y los estados están buscando diversas soluciones a este problema. California y Oregón ya tienen programas a nivel estatal.
En otros casos, como en Denver, se estudian medidas para exigir que los grandes edificios tengan jardines o paneles solares en sus techos, o tomen otras medidas para reducir el calor que emiten.
Sea como fuere, la tarea no será fácil. Las autoridades de Denver anticipan que para 2050 será común tener 30 días al año con temperaturas de más de 100ºF (37ºC), literalmente “poniendo en peligro a las personas en vecindarios vulnerables”.
Por eso, según UNISDR, “se necesita una evolución de nuestra conducta en beneficio de una política comunitaria y de participación colectiva para aumentar nuestra capacidad de vivir en un planeta en rápido cambio”.