Washington, .- Han pasado 96 años desde que se propuso en 1923 pero la enmienda que garantiza la igualdad de derechos entre hombres y mujeres aún no forma parte de la Constitución., pues a pesar de que el Congreso la aprobó en 1972 todavía necesita el visto bueno de un estado más, aparte de los 37 que lo han hecho.
Después de que los legisladores avalaran la Enmienda para la Igualdad de Derechos hace casi 50 años, el fracaso del siguiente paso impidió que la constitución moderna más antigua del mundo reconozca explícitamente la igualdad de sexos:
Aún no ha sido ratificada por los 38 estados necesarios para que se incluya en la Carta Magna.
¿QUÉ ES EXACTAMENTE?
La Enmienda de Igualdad de Derechos (ERA, por sus siglas en inglés) protege la igualdad legal entre sexos y prohíbe la discriminación por motivos de sexo.
Fue redactada en 1923 por Alice Paul y Crystal Eastman, dos activistas feministas que lideraron la campaña por el sufragio femenino estadounidense en 1920.
Su contenido es claro: “La igualdad de derechos ante la ley no puede ser negada ni restringida por los Estados Unidos o por ningún estado por motivos de sexo”.
¿QUÉ PASÓ CUANDO SE PROPUSO?
El Congreso no la aceptó y cayó en el olvido, hasta que el impulso de la Segunda Ola Feminista (1960-1980) revivió su interés. Entonces, Martha Griffiths, activista y representante demócrata de Michigan, volvió presentarla ante la Cámara de Representantes, donde ganó una votación en 1971.
Al año siguiente el Senado también aprobó la enmienda y la envió a los congresos estatales con el requisito de que fuera ratificada por 38 estados antes de 1982 para que se incluyera en la Constitución.
¿POR QUÉ NO LA ACEPTARON?
En verdad 22 estados la ratificaron ese mismo año; el primero fue Hawái y el último California. Luego se sumaron más pero sólo 35 llegaron a tiempo.
A mediados de la década de 1970 un movimiento conservador en contra del feminismo erosionó los apoyos a esta propuesta con el argumento de que destruiría la familia tradicional y despojaría a las mujeres de “privilegios” como los beneficios derivados de ser una “esposa dependiente” en el Seguro Social, tener baños separados, o estar exentas del reclutamiento militar obligatorio.
Una de las principales opositoras a esta medida fue la activista conservadora Phyllis Schlafly, quien organizó la campaña “STOP ERA”, cuyo emblema era ese eslogan inscrito en una señal de stop.
En Illinois, por ejemplo, los activistas contra la enmienda utilizaron los símbolos “tradicionales” del ama de casa estadounidense y llevaron alimentos caseros como pan, mermeladas y tartas de manzana a sus representantes.
ENTONCES… ¿EN EE.UU. NO ESTÁ PROTEGIDA LA IGUALDAD ENTRE MUJERES Y HOMBRES?
No de forma explícita. El único derecho a la igualdad concretado en la Constitución es el del voto. La 19ª enmienda, aprobada en 1920, estipula que el derecho de los ciudadanos a votar “no será negado o menoscabado por EE.UU., ni por ningún estado, por motivos de sexo”.
También la 14ª enmienda establece que “ningún estado de EE.UU.
podrá negar ninguna persona dentro de su jurisdicción la protección igualitaria de derechos” pero no menciona nada relativo al sexo o género y algunos legisladores insisten en que no llega tan lejos como para evitar el trato desigual por motivos de sexo, particularmente en casos de violencia contra las mujeres, acoso sexual y desigualdad salarial.
Y AHORA… ¿POR QUÉ VUELVE A HABLARSE DE ESTA ENMIENDA?
Después de varias décadas, algunos congresos estatales han comenzado a ratificar la enmienda a pesar de que ya está fuera de plazo. En 2017 Nevada lo hizo y en 2018 Illinois siguió la iniciativa, siendo el estado número 37 de los 38 necesarios.
El pasado enero Virginia estuvo a punto de convertirse en el último territorio para completar los 38 exigidos, pero finalmente no reunió los votos necesarios en el congreso estatal.
Esta semana Arkansas también dio el paso para convertirse en el último estado en ratificar la norma, pero también fracasó.
Aún así, en caso de que alguno de los próximos intentos por ratificar la enmienda tenga éxito, ahora quedaría por ver qué sucede con el plazo impuesto de hacerlo antes de 1982.
Podría revocarse o anularse ese requisito, un esfuerzo que el actual Congreso, con más mujeres legisladoras que nunca, estaría más dispuesto a hacer por una enmienda que se sigue reivindicando casi un siglo después.