Un centro de investigación universitario quiere convertirse en referencia para la práctica forense en EE.UU., y su primera piedra son 18 proyectos desarrollados por académicos y estudiantes que serán utilizados por empresas y agencias de este sector.
Conocer la hora en que murió una persona con base en el análisis de un diente (útil en fosas comunes o crímenes políticos) o identificar a una persona por su olor son algunos de los proyectos que desarrolla el flamante Centro de Investigaciones Avanzadas en Ciencias Forenses (CARFS, por su sigla en inglés).
Según señaló a Efe su director, el profesor de la Universidad Internacional de Florida (FIU) Jose Almirall, la idea consiste en reunir a “socios industriales”, como laboratorios forenses, e investigadores académicos, con el fin de “desarrollar, implementar y comercializar herramientas que beneficien a la investigación forense”.
En este “maridaje” académico-industrial se han asociado, además de la FIU, la Universidad George Washington, la Universidad Northeastern, la Universidad del Sur de Alabama y la Texas A&M, las cuales efectuarán un intercambio académico entre sí, y con empresas del sector y agencias gubernamentales.
A esta labor, concretada con fondos de la Fundación Nacional de la Ciencia (NSF, en inglés) y del Instituto Nacional de Justicia (NIJ), se abocarán en primera instancia 50 profesores e igual número de estudiantes universitarios, en una iniciativa que espera crecer cada año.
De una propuesta inicial de 20 proyectos, la junta de este convenio, que incluye a representantes del FBI y de la DEA, ha aprobado fondos para 18, entre los que se incluyen también el desarrollo de un kit manual para la detección de drogas peligrosas y evitar el riesgo de envenenamiento de los oficiales de Policía, o una prueba de aliento para detectar si se ha fumado cannabis.
“Los proyectos propuestos proporcionan beneficio a los tribunales al mejorar la calidad de la evidencia científica que finalmente se utiliza para condenar a un sospechoso de un crimen o exonerar a una persona inocente que ha sido condenada por un delito”, ahondó Almirall.
Este convenio tiene como beneficiados directos a los estudiantes, quienes al trabajar muy de cerca con los socios de esta industria obtienen una “exposición a los problemas del mundo real” y “una alta visibilidad” en el sector, que se traducirá en “innovación y ofertas de trabajo”, señala el académico, quien es también director del Instituto Internacional de Investigación Forense de FIU.
Esta alianza universitaria, bajo el nombre de Centro Cooperativo de Investigación de la Industria y Universidad (IUCRC, por su sigla en inglés), cuenta con la colaboración de 24 agencias gubernamentales y firmas privadas globales, o de mediana escala, muchas de ellas proveedoras de laboratorios forenses.