Friday, November 15, 2024

CON CUBA SIEMPRE

Cuba nunca ha sido un problema para la seguridad y la existencia de los Estados Unidos. Al contrario, históricamente Estados Unidos ha sido un problema para la seguridad y la existencia de Cuba y los demás países de América Latina, a los que ha intervenido militarmente y en los que ha propiciado derrocamientos de gobiernos legítimos (Chile, Granada, Brasil, Guatemala, Haití, Panamá, República Dominicana, etc.) por contrariar sus orientaciones y mandatos o defender su soberanía.

Cuba es la isla más grande de las Antillas con solo 110 mil 977 kilómetros cuadrados (incluyendo los 117 de la bahía de Guantánamo,  ocupada arbitrariamente por Estados Unidos, con apenas 11 o 12 millones de habitantes, sin el poder económico y militar de la potencia más poderosa del mundo, que tiene más de 9 millones de kilómetros cuadrados y 325 millones de personas.

El único crimen de la pequeña y diminuta Cuba ha sido desafiar, a escasas 90 millas, al imperio más poderoso que registra la historia, superando por mucho el poderío económico y miliar del imperio Romano y de cualquier otro.

Un grupo de mozalbetes, con menos de 30 años, encabezados por Fidel Castro, produjeron una de las revoluciones armadas más hermosas que conoce la historia del hemisferio, derrotando una dictadura que siempre contó con el apoyo incondicional de Norteamérica y de los grupos mafiosos que prácticamente se habían apoderado de la isla sembrando a sus pobladores de angustia, miseria y horror.

(“Y en eso llegó el comandante y mandó a parar” la dependencia, la subordinación, la explotación, el analfabetismo, crimen y el saqueo)

El pueblo cubano durante más de 60 años ha resistido los embates del coloso del norte; su líder sobrevivió a más de 200 atentados, la mayoría organizados y patrocinados por los organismos de seguridad de Estados Unidos.

La fracasada invasión de Bahía de Cochinos o Playa Girón en 1961, los sabotajes, las acciones terroristas, el criminal bloqueo económico, han sido enfrentados con relativo éxito por los pigmeos cubanos, convertidos en gigantes por su tenacidad y su heroísmo.

La dignidad mostrada por los cubanos no puede ser ignorada por los demás pueblos del continente y del mundo. Cuba es un ejemplo de una grandeza espiritual inverosímil, un país pequeño y sistemáticamente agredido por un imperio enorme y  poderoso ha logrado mantenerse de pie sobre el pedestal de patriotismo forjado por sus héroes y mártires de la estatura de Tamayo Méndez, el indio Hatuey, José Martí,  Máximo Gómez, Maceo, Che Guevara, Camilo Cien Fuegos, Abel Santamaría, Raúl Castro y Fidel, sin dudas el latinoamericano más grande de américa Latina después de Simón Bolívar.

El presidente de los Estados Unidos, Donald  Trump, cabalgando sobre el lomo de la más rancia y reaccionaria oposición cubana radicada en Miami,  y de un sector de horca y cuchillo de su país, ha decidido volver al pasado rompiendo los avances logrados por el presidente Barak Obama, para volver a las agresiones y endurecer las medidas económicas contra los cubanos, inobservando otra vez los tratados y acuerdos de organismos internacionales que reconocer el derecho a la autodeterminación de los pueblos.

Al igual que otros presidentes norteamericanos del pasado, Donald Trump está condenado al fracaso porque la diminuta Cuba prefiere mil veces morir antes que sucumbir,  prefiere que se hunda la isla, si es preciso, antes de verse nuevamente arrodillada ante el poderoso invasor, como diría el poete dominicano Abelardo Vicioso.

Para el pueblo y el gobierno de Cuba la consigna sigue siendo: ¡Patria o Muerte!

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