El veterano de la guerra en Irak acusado de matar a cinco viajeros y herir a seis más en un ajetreado aeropuerto internacional de Florida, aparentemente se trasladó al lugar con la mera intención de perpetrar el ataque, indicaron el sábado las autoridades, pero desconocen por qué eligió ese objetivo y no han descartado que se trate de un atentado terrorista.
Durante una conferencia de prensa, las autoridades señalaron que han entrevistado a unas 175 personas, incluyendo un largo interrogatorio con el cooperativo sospechoso, Esteban Santiago, de 26 años y ex soldado de la Guardia Nacional en Alaska. El aeropuerto de Fort Lauderdale retomó sus actividades tras la matanza, aunque la terminal en que ocurrió el ataque permanece cerrada.
La fiscalía federal presentó el sábado cargos formales contra Santiago, que enfrenta una posible sentencia de muerte.
El agente del FBI George Piro dijo que Santiago habló con los investigadores por varias horas tras abrir fuego con una pistola semiautomática calibre 9mm, que al parecer documentó legalmente en su vuelo procedente de Alaska.
“Todo indica que llegó aquí para perpetrar este horrendo ataque”, comentó Piro. “Aún no hemos identificado ningún detonador que causara el ataque. Evaluamos todos los ángulos sobre el motivo que lo llevó a perpetrar este horrible atentado”.
Los investigadores revisan las redes sociales y otra información para determinar el motivo de Santiago, y es muy pronto para afirmar si el terrorismo fue factor, recalcó Piro. En noviembre pasado, Santiago entró a las oficinas de campo del FBI en Alaska para afirmar que el gobierno de Estados Unidos controlaba su mente y lo obligaba a ver videos del grupo Estado Islámico, de acuerdo con las autoridades.
“Entró para hacer una denuncia. Es algo que ocurre a diario en las oficinas del FBI de todo el país”, aseveró el agente del FBI Marlin Ritzman.
En esa ocasión, Santiago llevaba consigo un cargador abastecido, pero había dejado el arma en su auto junto a su hijo recién nacido, informaron las autoridades. Los agentes incautaron el arma y el hombre fue sometido a una evaluación de salud mental. Su novia recogió al menor.
El 8 de diciembre le devolvieron el arma a Santiago. Las autoridades no han revelado si se trata de la misma pistola utilizada en el atentado en el aeropuerto.
La fiscal federal Karen Loeffler dijo que Santiago podía tener legalmente un arma debido a que no se le declaró enfermo mental, que es un estándar mayor que someterse a una evaluación.
Santiago no fue incorporado en el listado de restricción de vuelos y aparentemente actuó solo, señalaron las autoridades.
El ataque provocó pánico entre los testigos que salieron corriendo de la terminal y hacia la pista, con maletas en la mano. Otros se escondieron en los baños o detrás de automóviles o cualquier otro objeto que encontraron como refugio, mientras policías y paramédicos se apresuraron a ayudar a los heridos y establecer si había o no más atacantes.
Mark Lea, de 53 años, acababa de llegar de Minnesota con su esposa para abordar un crucero cuando escuchó tres fuertes detonaciones. Luego ocurrieron más y “entonces supe que no se trataba de sólo juegos pirotécnicos”.
Tras asegurarse que su esposa estuviera afuera, Lea ayudó a evacuar a mujeres mayores que habían caído. Luego, vio al atacante.
“Simplemente disparaba a las personas al azar”, señaló. “Si estabas en su camino, recibirías un disparo. El caminaba mientras disparaba”.
Durante 45 segundos, el agresor recargó su pistola en dos ocasiones, afirmó. Cuando se le acabaron las balas, se alejó, dejó caer el arma y se tendió boca abajo en el suelo, relató Lea.
En ese momento, un agente llegó y sometió al agresor. Lea puso su pie sobre la pistola para asegurarse que nadie más la tomara.
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Por KELLI KENNEDY