Por décadas, el sistema educativo de Puerto Rico ha sido víctima de una crisis perpetua. Se han desperdiciado recursos en capas de burocracia inútil que desangran el presupuesto y relegan el aprendizaje al último lugar en la lista de prioridades. Una y otra vez, los medios de comunicación recurren a los directores de agencias, secretarios de educación, superintendentes, directores escolares y presidentes de universidades para responder cómo arreglar este desastre educativo auto creado por la política local. ¿El resultado? Más promesas vacías y planes centrados en el dinero, mientras las necesidades reales de los estudiantes y maestros quedan fuera de la conversación.
Es hora de cambiar esta narrativa. En lugar de preguntar a los administradores, preguntemos a quienes viven diariamente las consecuencias de este sistema fallido: los estudiantes y los maestros. Ellos son los verdaderos expertos en educación, los que saben cómo funciona (o no) el salón de clases, qué materiales faltan, cuáles metodologías resultan efectivas y qué cambios pueden marcar la diferencia. Solo hay que ver los pésimos resultados en lectura, ciencias y matemáticas que por décadas siguen en picada.
El Departamento de Educación fue creado para garantizar a cada estudiante una educación de calidad y no para crear puestos y dar trabajos burocráticos a políticos rechazados en las elecciones.
Más Maestros, Menos Burocracia
El problema no radica en la falta de programas o iniciativas, sino en el enfoque centralizado y la excesiva burocracia. No necesitamos más oficinas centrales ni regionales llenas de personal administrativo que no pisa un salón de clases. Necesitamos más maestros. Duplicar el número de educadores por salón en las escuelas elementales permitiría que los estudiantes reciban atención personalizada en lectura y escritura, dos pilares fundamentales para su desarrollo académico.
La solución no está en cargar a los niños con tutorías por las tardes para remediar lo que no aprendieron durante el horario regular. El gasto excesivo de millones de dólares en las compañías privadas de tutorías se comen el dinero sin tener resultados de aumento en el aprovechamiento significativo de los niños. Las tutorías son solo centros de cuido que evitan la enseñanza. El problema real está en el tiempo perdido durante el día con trabajos administrativos, papeleo y currículos aburridos, diseñados para cumplir con estándares que poco tienen que ver con la realidad de los estudiantes y que son traducciones de un currículo en Inglés proporcionado por una compañía de libros.
Libertad para Enseñar y Aprender
Los maestros necesitan libertad para enseñar de manera creativa, adaptándose a las necesidades de sus alumnos sin las “camisas de fuerza” que imponen las políticas actuales. También necesitan ser compensados adecuadamente, con salarios competitivos que igualen los estándares de los Estados Unidos. Solo así podremos retener a los mejores educadores y asegurar que nuestros niños tengan acceso a una enseñanza de calidad.
Aprender Fuera del Salón de Clases
La educación no se limita a las paredes de un salón de clases. Los estudiantes necesitan oportunidades para conectar con el mundo que los rodea. Actividades como robótica, arte, música, juegos educativos y talleres prácticos les permiten desarrollar habilidades críticas, creatividad y pensamiento innovador. Estas experiencias enriquecen su aprendizaje y los preparan para enfrentar los desafíos del siglo XXI.
Un Llamado a los Medios de Comunicación
Es imprescindible que los periódicos, la radio y la televisión cambien su enfoque. En lugar de entrevistar a los secretarios de educación y sus asesores, convoquen foros con estudiantes y maestros. Pregúntenles cómo mejorar la enseñanza, qué recursos necesitan y cuáles son los mayores obstáculos en las aulas.
Lo mismo aplica a las universidades. Los presidentes no tienen todas las respuestas. Los profesores, que están en contacto directo con los estudiantes, pueden ofrecer una visión mucho más clara del estado de la educación superior.
Un llamado urgente a la contralora y autoridades que velan por el buen uso del dinero del pueblo
Le hacemos un llamado a las autoridades para que investiguen todos los contratos externos y nombramientos nuevos en el Departamento de Educación que nada tienen que ver con ayudar a los estudiantes en el plantel escolar. Todo nombramiento nuevo debe ser de maestros para que los estudiantes de Puerto Rico aprendan a leer de forma correcta y de esta forma poder aprender por si solo el resto de las materias. Deben producir y publicar una lista de todos los salarios de administradores y contratos externos del nivel central y regional para que se den cuenta del despilfarro de millones de dólares que se pueden usar para contratar maestros.
El Enfoque Correcto: El Aprendizaje del Estudiante
La solución no está en el dinero, aunque una distribución más justa y eficiente de los recursos es crucial. La verdadera transformación ocurre cuando ponemos al estudiante en el centro de la conversación. El aprendizaje no puede ser un tema secundario en las discusiones sobre educación. Es el objetivo principal, y todo lo demás debe girar en torno a este.
Puerto Rico merece un sistema educativo que funcione. Pero para lograrlo, necesitamos escuchar las voces que han sido silenciadas por décadas. Los estudiantes y maestros tienen las respuestas; lo único que falta es que se les dé la oportunidad de expresarlas y que las escuchemos con atención. Hay que cerrar el Sistema Central y los Oficinas Regionales del Departamento de Educación de Puerto Rico de forma urgente para que sobre dinero para pagar a los maestros y que el aprendizaje ocurra sin la interferencia de la burocracia que puede ser automatizada con tecnología.