Donald Trump está conquistando a sus críticos en el Capitolio después de una ofensiva seductora de un día que demuestra el poder de su personalidad. Pero todavía no descarta “seguir mi propio camino” si el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, no lo apoya.
La campaña de Trump el jueves a puertas cerradas desató una ola de optimismo en el Partido Republicano, aunque persisten las preocupaciones por las imprevisibles recetas políticas del multimillonario y el tono agresivo de su campaña por la candidatura presidencial del partido.
Trump se manifestó el viernes “un poquito sorprendido” de que Ryan no lo hubiese avalado después de su “gran reunión”. “Pienso que es un proceso”, dijo a la televisora NBC. “Creo que se producirá, pero si no ocurre tomaré mi camino por separado y ganaré la elección”. Cuando se le preguntó si estaba decepcionado, respondió que no.
Durante un día, al menos, Trump silenció a los escépticos de su propio partido con una serie de reuniones privadas con los líderes republicanos del Congreso. Posteriormente elogió al mismo sistema que ha venido atacando durante meses.
Fue una ocasión propicia para los líderes políticos desesperados por unificar el fracturado Partido Republicano. Los líderes del partido en ambas cámaras del Congreso respondieron positivamente a la gestión de Trump aun reconociendo que persisten las diferencias.
“Es una persona muy cálida y genuina”, afirmó Ryan. “Siempre tendremos disputas políticas. La cuestión es si podemos unificarnos en torno de los principios que conforman nuestro partido y estoy muy alentado de que la respuesta sea afirmativa”.
Por su parte, Trump manifestó disposición a moderar algunas de sus posiciones más controversiales, incluso su propuesta de prohibir temporalmente el ingreso de musulmanes a Estados Unidos. Dijo en la entrevista radial antes de las reuniones que su propuesta era “sólo una sugerencia hasta descubrir lo que está ocurriendo”.
En cuanto al comercio, otro tema conflictivo, Trump dijo a The Associated Press esta semana que su posición no difiere mucho de la de los líderes republicanos: “no creo que estemos muy distanciados; sólo quiero concretar grandes acuerdos”.
Pero la ofensiva seductora del jueves fue de conquista personal. “El arma secreta es su personalidad”, comentó su asesor Barry Bennett. “Cuando te mira a la cara y conversa contigo, te conquista”.
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Por STEVE PEOPLES y JILL COLVIN