En unos meses, el 25 de noviembre, para ser más específico, cumplirá 80 años ante la mirada atónica de 10 millones de compatriotas que no lo creen, pues su cuerpo, su rostro y su voz, son de un hombre mucho más joven, como si durmiera en un refrigerador para evitar las arrugas.
No hace mucho, cumplió 60 años cantando, cada vez mejor, pues su voz, madura y educada, no parece bajar de tono y su fraseo sigue siendo envidiable.
Erasmo Alfonso Cáffaro Durán, nacido en San Pedro de Macorís, cuna de grandes poetas, atletas y revolucionarios, mejor conocido como Nini Cáffaro, cumplió 60 años cantando baladas y boleros de los compositores más reconocidos del país, sobre todo de su mentor, guía y amigo, el maestro Rafael Solano, compositor de la célebre canción universal, “Por Amor”, con la cual ganó en 1968, el Primer Festival de la Canción Popular Dominicana.
Licenciado en Finanzas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en 1967, Nini ocupó por más de 20 años la dirección general del servicio nacional de erradicación de la malaria; luego pasó a la Cervecería Nacional Dominica y al grupo empresarial L. León Jiménez, sin dejar de cantar, tanto en el país como en el extranjero, obteniendo lauros por los cuales fue llamado por Yaqui Núñez del Risco, entre otros, como “El Señor de los Festivales”.
Actualmente se desempeña como director general del Teatro Nacional.
(Me enteré recientemente que su primera grabación, en 1961, fue “Violeta”, una composición cuyo autor se desconoce, pero que fue seleccionada por los presos políticos del 14 de Junio)
Hace muchos años que conozco a Nini, un hombre afable, cariñoso, honesto y buen amigo, digno de respeto y admiración, porque su vida ha estado dedicada al estudio, el trabajo y el arte. Su voz debe ser –como dicen ahora los expertos- “marca país”. Es lamentable, sin embargo, que al igual que a otros grandes artistas nacionales, no se les reconozcan sus aportes al arte y la cultura.
80 años de edad, 60 cantando, no es un récord, ciertamente, pero es un magnifico abaraje, sobre todo cuando se logra sin atropellar y sin pasarle por encima a los demás; solo a base de talento y de trabajo.
Pese a sus años, tanto de edad como de artista, Nini es un hombre joven, vigoroso, que juega tenis con entusiasmo; un hombre para quien sus hijos, dos hembras y dos varones, ni crecen, ni envejecen, porque como dice Rubén Blades, “solo quien tiene hijos entiende que el deber de un padre no acaba jamás”.
Cuando conocí a Nini yo era más joven; ahora, con muchos años menos que él, parezco más viejo. De hecho creo que lo soy. Supongo que le sucederá a muchos de sus amigos. Debe ser por su estilo de vida, su don de gente buena que vive y deja vivir, su temperamento apacible, su serenidad, paciencia y tolerancia.
Le pido excusas a los lectores de mis artículos que generalmente tratan temas políticos, económicos y sociales, pero no quería dejar pasar inadvertidamente los 60 años de Nini en el canto, y de paso felicitarlo anticipadamente por sus 80 años de edad el próximo 25 de noviembre, y desearle que cumpla muchos, pero muchos años más, cantándole al amor –que tanta falta hace hoy día- y celebrando la vida. ¡Salud!