En un contexto político en constante evolución, es esencial reflexionar sobre las decisiones que han tomado nuestros líderes. A medida que nos acercamos a nuevas etapas electorales, se hace indispensable para los ciudadanos dominicanos cuestionar y analizar la dirección que está tomando nuestro gobierno. Tras una serie de promesas de cambio y esperanza, la realidad muestra que, a pesar de la llegada del Partido Revolucionario Moderno (PRM) al poder, continuamos viendo la influencia de aquél sistema que tanto prometimos erradicar.
La incorporación de exmiembros del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en el gabinete del presidente Luis Abinader representa un fenómeno inquietante. Se presenta como una contradicción que desafía la lógica de la renovación y el cambio que tanto anhelamos. Durante años, hemos trabajado arduamente para sacar a los peledeístas del poder, y ver su retorno en posiciones clave dentro del gobierno es motivo de desconfianza y desilusión.
Este fenómeno, que algunos podrían calificar de “ingreso al mismo juego político de antes”, subraya la necesidad de que el PRM no solo se limite a ser un nuevo jugador en el tablero, sino que actúe como un verdadero agente de cambio. Los dominicanos hemos demandado políticas y prácticas basadas en la transparencia, la ética y la inclusión genuina. La presencia de exfuncionarios del PLD, conocidos por sus controversias y por una gestión cuestionada, plantea preguntas sobre la autenticidad del compromiso del PRM con la transformación que prometió.
Además, este contexto resalta la importancia de que los votantes sean conscientes y críticos. No podemos permitir que ciclos viciosos de corrupción y clientelismo continúen afectando el progreso de nuestra nación. Necesitamos una política que represente a todos, que escuche las verdaderas necesidades de nuestra población y que se comprometa a un desarrollo sostenible y equitativo.
Por lo tanto, es crucial que se fortalezca una nueva narrativa política, una que, sin importar la afiliación partidaria, priorice los intereses del pueblo dominicano. En lugar de seguir perpetuando el mismo sistema, necesitamos espacios para la innovación, para la participación ciudadana directa y para el liderazgo que emane de quienes realmente viven y comprenden los desafíos del país.
El verdadero cambio no vendrá solo de los líderes que elijamos, sino de una ciudadanía activa, vigilante y comprometida con la responsabilidad que implica el poder. Si el PRM desea que los dominicanos sigamos creyendo en su liderazgo, deberá demostrar con acciones concretas que cree en la posibilidad de un país sin el legado de la corrupción y la impunidad.
En este sentido, el futuro de nuestra política debe ser construido desde las bases, fomentando una cultura de transparencia y confianza. Solo así podremos vislumbrar un verdadero cambio, donde todos los ciudadanos, independientemente de su afiliación política, sean parte del proceso de construcción del país que anhelamos.
La trayectoria del PRM y su capacidad para distanciarse del legado del PLD dependerán de decisiones valientes y coherentes. Es tiempo de que cada uno de nosotros asumamos nuestra responsabilidad y exijamos un cambio auténtico en nuestro sistema político.
Nota:El autor es miembro del Partido Revolucionario Moderno(PRM),en el estado de Nueva York.