Santo Domingo, R. D.-Estos días amanecen enlutado, con este sol exhausto de este triste mes de marzo que desfallece intentando disipar la bruma con la Tristeza que nos deja, monótono, perezoso, incierto.
De afuera llega un rumor creciente de los Cabo Verdiano que comienzan a tomar las calles del acogedor Estado de Boston, Massachussets, USA. para asistir a las penosas exequias. En poco tiempo, ese mar de pena. Aunque muchas personas siguen agena a la vida en la muy triste noticia que hace unas horas me sacudió, la muerte de más que un amigo, otro Padre que a nuestra familia nos había concedido nuestro Padre Celestial: Don Carlos A. Pires.
A Don Carlos lo deberían de recordar muchos de sus amigos de Juventud, singularmente en el Estado de Boston, Massachussets, lugar de su llegada de su encantadora y amada Isla de Cabo Verde Lugar donde había nacido y que fue enviado a Estados Unidos desde muy pequeño y donde vivió una intensa etapa de su vida.
Y como todo Cabo Verdiano según él me contaba era un Hombre muy alegre era aquel Joven apegado a una guitarra hasta me conto que le gustaba cantar con algunos de sus amigos a los cuales conocio, y a los que les encantaba siempre ir de fiesta en fiesta, un cocker negro de mirada tristona y seductora que siempre le acompañaba, allí vivió algunos de los momentos más felices de su vida,
A Don Carlos que tenía un corazón que no le cabía en el pecho y que era un ser de luz, un Chico sano, y como tal, como es propio de los carácter singulares, tan fácil de hacerse querer como, por momentos, difícil de soportar. Su fondo blanco e inocente también le valió a lo largo de la vida más de una falsa amistad, de arribistas aprovechados (y no lo digo como intimidad, sino para saldar alguna cuenta).
Tras una penosa enfermedad, Carlos se nos ha ido. Lo imagino descansando en el Señor, pues le pregunte en su lecho de Hospital si el aceptaba a nuestro Señor Jesucristo como su único y suficiente Salvador, contestando que si él lo aceptaba, respondiendo con esa sinceridad y sencillez que solo él irradiaba.
Estoy seguro de que nuestro Padre Celestial a la Hora de su regreso lo resucitara de nuevo para llevarlo entonces al paraíso celestial que solo lo que confiesan a tiempo y hacen la aceptación como lo manda nuestro Salvador seran entonces levantado de su lecho de descanso.
Mi más cariñoso y fuerte abrazo a su Hermana Line, con la cual estuve el privilegio de compartir con ella y Don Carlos en un almuerzo en restaurante en la ciudad de Boston y a su hija Nancy sus nietos de los cuales no estuve el honor de conocer, pero que se enorgullecía y se sonrojaba cada vez que me hablaba de ella, de sus hijos dentro de estos unos Gemelos con ese cariño, y que eran para el faros que iluminaron su vida.
Carlos estas notas no son para usted ya usted no escucha, no siente nada solo descansara hasta la venida de Nuestro Señor Jesucristo, pero las escribo quizás para desahogarme del triste dolor que me ha dejado su partida.
Sus restos serán expuestos este miércoles 26 de Marzo en la Dolan Funeral Home ubicada en la 1140 Washington Streeth de su muy amada ciudad de Dorchester, MA 02124 en horas de las 4:00 de la tarde hasta las 8:00 de la noche,
y Luego su cuerpo inerte será trasladado a St. Patrick`s Church le hará un servicio de Cuerpo presente en la Iglesia ubicada en 400 Dudley Street., Dorchester, MA 02124
Pero dicen que lo único que uno se lleva cuando se muere solo queda su legado y se lleva el amor que una persona trata, da a los otros, Don Carlos Pires fue un Grande, extraordinario, Padre, un gran amigo fiel, un hombre con una seriedad y responsabilidad incuestionable, pero además un Hijo fiel que amaba profundamente a su madre y a sus hermanos.
Don Carlos A. Pires tu familia debe de saber que mi Madre. Mariana Rodríguez Pires a la cual engalanaste dándole tu apellido, mis hermanos Andrés Miguel Sanchez, tu servidor y amigo, al cual quisiste como a tu propia Nancy y que también te quizo igual, Hector Danilo Sanchez Rodríguez, Mi esposa Margarita Beltre Zabala, Mis Hijos Hector, Marlilian, Andrés Emmanuel a los que tu también quisites muchísimo, mis otros hermanos, Julio Cesar, Emenegildo, Pisitrato, Plutarco José, fuimos una familia que siempre te quisimos y te respetamos y que te estaremos sumamente agradecido, por el respeto y el amor que nos dispensaste en tu muy corta y fructífera vida. Descanse en paz querido Don Carlos A Pires hasta que el Señor Jesucristo vuelva en su Gloria y allí nos abrazaremos de nuevo, aunque hoy tu partido nos haya degado muy triste.
