Por décadas, el sistema educativo de Puerto Rico ha enfrentado retos que han afectado profundamente no solo la formación académica de los estudiantes, sino también las oportunidades de desarrollo económico y social de la isla. A pesar de los múltiples cambios de administraciones y promesas de reforma, persisten problemas estructurales que han destruido el potencial intelectual de nuestras generaciones y, con ello, las bases para un progreso sostenible.
Uno de los síntomas más alarmantes es el continuo fracaso de los estudiantes en pruebas estandarizadas. Aunque estas evaluaciones han demostrado ser ineficaces para diagnosticar y mejorar el rendimiento académico, el Departamento de Educación (DE) continúa invirtiendo millones de dólares en su adquisición y administración. Estas pruebas, más que ser herramientas de aprendizaje, se han convertido en un negocio lucrativo que beneficia a contratistas externos, mientras los estudiantes carecen de los recursos básicos necesarios para triunfar.
Los estudios recientes demuestran que las pruebas escritas por tiempo y con un contenido no relevante no revelan todas las destrezas y habilidades del estudiante. Solo mide cuan rapido puede leer, comprender y contestar algún material escrito no relevante para su vida. Los estudios demuestran que las pruebas estandarizadas escritas no miden todas las habilidades académicas de un estudiante:
Factores no medidos: No consideran factores que son esenciales para ser un buen estudiante de derecho, como la ética y la gestión del tiempo.
Habilidad para tomar exámenes: Las pruebas estandarizadas miden la habilidad para tomar exámenes, no la competencia real.
Memorización mecánica: Puntajes altos en estas pruebas podrían indicar que un estudiante sobresale en memorización mecánica y en resolver preguntas de opción múltiple.
Pensamiento crítico: Las pruebas estandarizadas no evalúan la capacidad de un estudiante para resolver problemas ni pensar críticamente.
Creatividad: Las pruebas estandarizadas no consideran habilidades como la creatividad de un estudiante.
Colaboración: No abordan habilidades como la capacidad de un estudiante para colaborar y trabajar en equipo.
Síntesis: No pueden medir cómo los estudiantes sintetizan nueva información.
Evaluación: No pueden medir cómo los estudiantes evalúan puntos de vista opuestos.
Capacidad de aprendizaje: No evalúan la capacidad de aprendizaje individual de cada estudiante.
Empatía: No miden la empatía de cada estudiante.
Enfoque uniforme: Son evaluaciones de talla única, pero el currículo nacional es diverso.
Resolución de problemas en la vida real: Estas pruebas son en gran medida irrelevantes para la resolución de problemas en la vida cotidiana.
Otro aspecto preocupante es el gasto excesivo en plataformas tecnológicas ineficientes. Desde sistemas para la planificación y recopilación de datos estudiantiles hasta plataformas de monitoreo de ausencias, el DE gasta millones anualmente en programas que no cumplen con su propósito. La infraestructura de internet en las escuelas es paupérrima: la mayoría de los salones tiene una conexión limitada de apenas 5 megas, insuficiente para el uso educativo moderno. A esto se suma el problema de equipos obsoletos que imposibilitan el acceso pleno a herramientas tecnológicas esenciales para la enseñanza en el siglo XXI.
El modelo educativo tradicional en Puerto Rico es otro elemento que requiere un cambio radical. Este sistema, basado en la memorización pasiva, no fomenta el pensamiento crítico, la creatividad, ni las habilidades necesarias para competir en un mundo laboral cada vez más globalizado y tecnológico. Los estudiantes no están desarrollando destrezas clave como la colaboración, la adaptabilidad o el manejo de información compleja, indispensables para enfrentar los retos del siglo XXI.
Para revertir esta crisis, es fundamental reestructurar completamente el sistema. Recomendamos:
- Descentralización del sistema administrativo: Cerrar las oficinas centrales y regionales, y redistribuir los fondos desde las escuelas hacia arriba, priorizando las necesidades directas de estudiantes y maestros. El gasto administrativo no debe exceder el 5% del presupuesto total. A pesar de que se le ha solicitado al departamento un diagrama de flujo de todas sus funciones, todavía no se ha publicado ninguno que refleje todos los puestos y oficinas que son parte de la administración central y regional. Tampoco se ha publicado una lista con los trabajos asignados a estas personas y sus salarios anuales.
- Automatización y digitalización: Eliminar el uso de papel y migrar toda la información a sistemas digitales eficientes. Esto reduciría gastos millonarios en mantenimiento de edificios y almacenamiento de récords físicos.
- Fortalecimiento del currículo escolar: Crear un currículo enfocado en habilidades para el futuro, como pensamiento crítico, resolución de problemas, creatividad y alfabetización digital. Asegurar que ningún estudiante pase de grado sin dominar la lectura básica y reforzar la educación elemental con dos maestros por salón.
- Inversión en infraestructura tecnológica: Mejorar la conectividad de internet en las escuelas, garantizar acceso a dispositivos modernos y capacitar a los maestros en el uso de estas herramientas para la enseñanza.
- Publicar el dinero total asignado por estudiante en el 2024: No se sabe cuanto se le ha asignado el costo por estudiante luego de quitarle los millones de dólares para administracion y duplicación de trabajos e información que existe actualmente.
El sistema educativo de Puerto Rico no solo debe preparar a los estudiantes para superar pruebas estandarizadas, sino también para enfrentar la realidad de un mundo que exige innovación, resiliencia y competencia global. Si seguimos perpetuando un modelo obsoleto y un gasto ineficiente, continuaremos hipotecando el futuro de nuestros jóvenes y el progreso de la isla. Es hora de actuar con valentía y visión.
Presentamos una información sobre las plataformas que existen al momento en el Departamento de Educación de Puerto Rico. Se nos ha informado que a muchos maestros se le exige usar estas plataformas. A veces se les obliga sacar una copia en papel y almacenar las copias en papel de la misma información que esta en la plataforma. Se debe publicar cuanto cuesta cada plataforma, cual es el costo total del mantenimiento y uso de la misma y el tiempo que le resta al maestro para poder enseñar a los estudiantes que tiene en sus salones de clase. Se nos olvida que el maestro atiende cerca de 140 estudiantes por día. Una plataforma no les va ayuda en nada para el aprendizaje del estudiante.
Les presentamos algunos estudios recientes y análisis que abordan las limitaciones de las pruebas estandarizadas para medir la capacidad completa de los estudiantes:
- Pruebas PISA y su crítica en América Latina: Los resultados de PISA, administrados por la OCDE, muestran que estas evaluaciones se enfocan en habilidades específicas como matemáticas, ciencias y lectura. Sin embargo, no evalúan aspectos cruciales como la creatividad, el trabajo colaborativo o el pensamiento crítico. Expertos señalan que los resultados no deben interpretarse como un reflejo integral del rendimiento educativo, ya que las pruebas no son censales ni incluyen factores como condiciones socioeconómicas o contextos locales. Además, la baja inversión en infraestructura y recursos educativos limita las capacidades de aprendizaje y no se refleja en estas evaluaciones cuantitativas (UNESCO, OCDE)【8】【9】【11】.
- Sesgos y desigualdades en pruebas estandarizadas: Un análisis del formato y contenido de las pruebas estandarizadas resalta que pueden estar sesgadas hacia grupos más favorecidos en términos socioeconómicos. Los ítems frecuentemente dependen de conocimientos culturales o acceso a recursos que no todos los estudiantes tienen, subestimando el potencial de aquellos con menos oportunidades educativas. Este enfoque reduce la validez de las pruebas como medida universal del aprendizaje (LibreTexts)【8】.
- Inteligencias múltiples y educación: Basado en la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, algunos estudios sugieren que las pruebas estandarizadas tienden a medir principalmente la inteligencia lógico-matemática y lingüística, dejando de lado otras habilidades como la interpersonal, intrapersonal, artística y espacial. Esto limita la comprensión de las capacidades globales de los estudiantes y de cómo estas podrían influir en su desarrollo personal y profesional (Gardner, citado en estudios sobre educación)【10】.