Un mes después de la matanza en la discoteca Pulse, que dejó el pasado 12 de junio 49 víctimas, la ciudad de Orlando se mantiene como destino clave de la industria turística de Florida (EE.UU.).
“A la fecha no hemos identificado indicios de cambios en los planes de nuestros visitantes”, dijo en una declaración a Efe George Aguel, presidente y director de Visit Orlando, la oficina de turismo de la ciudad y del condado Orange.
El funcionario resaltó que, pese a los recientes sucesos ocurridos en esta ciudad del centro de Florida, desde hace más de 40 años “familias de todo el mundo han creado conexiones emocionales y recuerdos para toda la vida en Orlando, lo que da confianza en el ahora y en el futuro”.
Orlando vivió un aciago junio. El día 10 de ese mes la cantante Christina Grimmie, de 22 años y conocida por su participación en un programa televisivo, murió en un hospital tras ser atacada a tiros por un joven de 27 años delante de sus seguidores mientras firmaba autógrafos en un teatro, después de haber dado un concierto.
A ello le siguió la matanza perpetrada en la discoteca gay por Omar Seddique Mateen, de 29 años y quien entró armado al local con un fusil de asalto y una pistola automática y causó la muerte de 49 personas e hirió a otras 53, en lo que se ha señalado como el peor ataque con arma de fuego en la historia reciente del país.
La ciudad no se terminaba de recuperar de aquella sacudida, que las autoridades han calificado de ataque terrorista, cuando dos días después se registró el ataque mortal de un caimán de casi 2 metros de largo contra un niño de dos años mientras jugaba al borde de una laguna artificial de un complejo hotelero de Disney.
Con esos hechos de por medio, las autoridades y expertos del sector se preguntaban si se mantendría el flujo de visitantes a Orlando, que en 2015 recibió 66,1 millones de turistas y sobrepasó así en más de 3 millones el registro que acumuló el año anterior.
“Lo que hemos visto es una enorme cantidad de muestras de apoyo de personas de todo el mundo para Orlando como comunidad, como destino turístico muy querido”, destacó Aguel.
Con sus parques temáticos y centros comerciales como principal reclamo turístico, que este verano estrenarán nuevas atracciones, expertos del sector como Kevin Murphy, director de la Escuela de Turismo Rosen de la Universidad de la Florida Central, cree que pese al ataque terrorista Orlando seguirá siendo uno de los principales destinos mundiales.
“Pienso que a largo plazo, no tendrá ningún efecto negativo, y tal vez muy, pero muy pequeño en el mediano plazo. Florida, y la ciudad de Orlando en particular, están en camino de tener un año récord en turismo y no existen señales de que este haya sido dañado o impactado por estos incidentes”, manifestó Murphy.
El académico afirmó que ha mantenido conversaciones con ejecutivos locales de la cadena hotelera Marriott, quienes le aseguraron que no se han registrado cancelaciones por los sucesos de junio, aunque sí preguntas relacionadas a la seguridad por parte de algunos huéspedes.
Poco después de ocurrida la masacre en la discoteca Pulse, los parques temáticos de Disney, que donó un millón de dólares para los afectados por la matanza en la discoteca Pulse, dieron a conocer que redoblaron sus protocolos de vigilancia con más personal y revisión de sus procedimientos.
El anuncio fue hecho tras las informaciones de algunos medios locales que señalaban que Omar Mateen, abatido cuando la Policía ingresó al local nocturno, visitó el parque temático Magic Kingdom, propiedad de Disney, el pasado abril, aunque se desconocen las motivaciones.
“Los lugares pequeños como los clubes nocturnos o lugares que cuentan con perfiles bajos de seguridad podrían ser los más impactados por la tragedia”, opinó Murphy.
En la actualidad, y sin quererlo, Pulse se ha convertido en un lugar de peregrinación en el que los visitantes depositan flores, globos y otros objetos a modo de tributo para los 49 fallecidos, en su mayoría hispanos que habían acudido a la Noche Latina que celebraba el local.
“Al final se convirtió en un destino turístico donde la gente va a meditar, a orar y a tratar de entender, y luego es una experiencia catártica”, afirmó el académico.